Berlín rescata su aeropuerto más antiguo y lo convierte en parque
Inmobiliarias y grupos ciudadanos pugnan por los aeródromos 'jubilados'
El fin de semana pasado fue de fiesta grande para Berlín. 200.000 habitantes de la capital alemana se dieron cita en las pistas y en las terminales del más antiguo de los tres aeropuertos de la ciudad, el de Tempelhof, cuyo último vuelo comercial se realizó hace ahora año y medio, el 31 de octubre de 2008, tras una larga trayectoria de 80 años en servicio.
Los congregados celebraron con carreras de bicicletas y patines y con la suelta de cometas que la histórica instalación se reabría, transformada ahora en el mayor parque público de la ciudad. Atrás quedaba un contencioso de largos años que enfrentó a las compañías aéreas que querían evitar su cierre y a los dueños de la instalación, que pretendían terminar con las pérdidas. Para el recuerdo quedaba también la dura confrontación con la que el Ayuntamiento de Berlín había logrado sortear los intentos de convertir en un gran negocio inmobiliario las 300 hectáreas del aeródromo jubilado.
La historia de la reconversión de Tempelhof en un gran espacio verde aporta una novedad: se trata de uno de los primeros aeropuertos en el mundo que, ubicado en el centro de una gran capital, ha sido cerrado al tráfico por razones de rentabilidad y ruido. Tras la jubilación, su localización le otorga un valor urbano incalculable ... pero para intereses encontrados. Sus terrenos podrían de igual manera ser transformados en solar para nuevas edificaciones o dedicarse a servicios de esparcimiento y zona verde para la comunidad.
De los 20 millones de viajeros aéreos en la ciudad en 2007 sólo 350.000 llegaron a Tempelhof
Historia
Si en el mundo de la aviación este argumento es una novedad, en el universo del ferrocarril la historia se ha repetido de manera reiterada. El tren surgió como medio de transporte masivo un siglo antes que la aeronáutica y, por ello, logró situar sus estaciones y sus grandes playas de vías en el mismo corazón de las principales urbes.
La pugna por la reutilización de estos espacios cuando, por los más diversos motivos, quedaron inutilizados para el servicio, han protagonizado sonados conflictos entre grupos ciudadanos e intereses inmobiliarios.
Tempelhof está situado en el mismo centro de la ciudad de Berlín, al sur del mítico barrio de Kreuzberg. A lo largo de ocho décadas en activo ha sido un testigo de los avatares de la historia de Alemania, de Europa y del mundo. Hitler lo convirtió en uno de los símbolos de la grandeza del III Reich. En 1936 aterrizó en loor de multitudes el boxeador Max Schmeling tras derrotar a mítico Joe Louis. En los años duros de la guerra fría y del Berlín separado por un muro, desde sus pistas operaban los Junker Ju-52 y Douglas DC-3 conocidos polularmente como "Rosinenbomber". Eran los aviones que los aliados usaban en el puente aéreo para llevar comida, carbón y medicinas a la población.
Ahora el veterano Tempelhof es ya uno de los parques más grandes de Europa.
De pistas de aterrizaje a pistas de patinaje
-Después de año y medio de tensiones sordas entre intereses encontrados, el pasado fin de semana el aeródromo de Tempelhof volvió a abrir sus puertas reconvertido en zona de recreo con seis kilómetros de pistas para bicicletas, patines y carreras, con un espacio de 2,5 hectáreas para hacer barbacoas y otras cuatro hectáreas en las que los berlineses podrán pasear a sus perros con toda libertad.-El primer edificio terminal de Tempelhof, que ahora es un espacio de recreo, fue construido en 1936 en plena etapa de fanatismo nazi. Fue diseñada por el arquitecto Ernst Sagebiel y en su día se consideró como el mayor edificio del mundo, con 1,2 kilómetros de largo y con una superficie bruta de más de 290.000 metros cuadrados, como 40 campos de fútbol.-Ahora este edificio y otros que se construyeron con posterioridad serán el escenario del festival de moda "Bread & Butter" y también acogerán el "Berlin Music Week" que todos los meses de septiembre congregan a en la capital alemana a miles de jóvenes de todo el mundo.-El arquitecto Norman Foster definió el viejo aeródromo berlinés como "la madre de todos los aeropuertos".-Durante años el aeropuerto de Tempelhof fue el menos utilizado de los tres aeropuertos berlineses. De los casi 20 millones de pasajeros que utilizaron los aeródromos de la ciudad en el año 2007, solo 350.000 utilizaron sus pistas y sus pérdidas fueron de 10 millones.
El futuro de Cuatro Vientos, todavía en el aire
El aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid tiene un pasado, y tal vez un futuro, paralelo al del viejo aeropuerto de Tempelhof en Berlín. Comparte su larga historia. En 1911 comenzaron las obras de construcción de los diversos edificios del aeródromo que concluyeron en marzo de 1912 y desde 1926 funcionan diversas escuelas en relación con la formación de distintas disciplinas aéreas.Como en el caso berlinés, también la ciudad ha ido engullendo al viejo aeródromo y hoy desde distintas instancias políticas y económicas se da como seguro que en un plazo breve sus instalaciones abandonarán los usos aeronáuticos.Con este objetivo la Comunidad de Madrid ha emprendido la construcción de un aeropuerto alternativo en la zona de El Álamo, junto al límite con la provincia de Toledo, que estará operativo en dos años.Diferentes instancias de la Administración local y colectivos ciudadanos reclaman que se convierta Cuatro Vientos en una prolongación del Parque Sur de la ciudad, pero también se barajan planes para utilizar una buena parte de sus terrenos en promociones inmobiliarias. AENA, el dueño de la instalación, confirma oficialmente que "el aeropuerto sigue en activo y por ahora, no hay otros planes a la vista".