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Quiere duplicar el peso de negocios alternativos

Navantia se embarca en un plan de ajuste de gastos del 30% en tres años

Navantia ha puesto en marcha un plan para mejorar su eficiencia y competitividad que incluye un ajuste de gastos generales del 30% en tres años y un relanzamiento de las actividades distintas a la construcción naval (sistemas, reparaciones y eólica). El grupo perdió unos 80 millones en 2009.

Navantia se embarca en un plan de ajuste de gastos del 30% en tres años
Navantia se embarca en un plan de ajuste de gastos del 30% en tres años

Navantia "tiene que conseguir una mayor eficacia, una mayor productividad y tiene que ser capaz de competir en un mercado cada vez más competitivo". æpermil;se es el diagnóstico que el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Enrique Martínez Robles, hizo del grupo de construcción naval a finales del año pasado.

Entonces, el holding público preveía que el grupo cerrara 2009 con unas pérdidas de 26 millones de euros. Sin embargo, y a falta de rematar las cuentas, las cifras oficiales que baraja Navantia apuntan a unos números rojos que rondarán los 80 millones y que se suman a los 55,8 millones de pérdidas de 2008.

Por este motivo, el nuevo presidente de los astilleros públicos, AurelioMartínez, ha puesto enmarcha una serie de iniciativas para tratar de recuperar las buenas perspectivas con las que nació Navantia en marzo de 2005. Un "plan de actuación inmediata", como lo denominó hace dos semanas la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado.

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Así, el grupo se ha propuesto reducir los gastos generales en más de un 30% en los próximos tres años, lo que afectará a viajes, comidas, uso de teléfono y similar de los trabajadores del grupo. Una medida en línea con el plan de austeridad diseñado para todas las empresas dependientes de la SEPI, en el que se exigía un recorte del 15% en los gastos de funcionamiento.

Lo que no habrá en el caso de Navantia será un recorte del número de directivos, aunque dentro del grupo sí dan por hecho que se reducirá el tamaño del consejo de administración.

El presidente de Navantia también ha reorganizado las direcciones del grupo, unificando y centralizando las áreas de presupuestación y compras (con Antonio Fernández Segura al frente), creando una dirección de construcción naval para coordinar todas la factorías (Ángel Recamán) y unificando en una dirección de sistemas y ciclo de vida (Alfredo Gordo) todos los negocios no relacionados estrictamente con construcción naval.

La empresa pretende potenciar estas últimas actividades, que incluyen la filial de sistemas Faba; el negocio de reparaciones (que se tratará de ampliar a la asistencia en todo el ciclo de vida de los buques construidos); y el de turbinas, que los directivos quieren relanzar en sus trabajos para el sector eólico. La idea es que estos negocios, que ahora suponen un 10%-15% de la facturación, pasen a tener un peso del 20%-30%.

Asimismo, Navantia está modificando su sistema contable y de presupuestación, al que la empresa achaca el incremento de las pérdidas. El modelo usado hasta ahora (de avance de obra) hacía que las pérdidas de los programas de construcción naval sólo afloraran al final del proceso, al acercarse la fecha de entrega de los buques. Ahora, las posibles pérdidas se contabilizan y provisionan según se van detectando.

Desde la empresa recuerdan que los márgenes de beneficio en el sector son sólo del 7%-8%, por lo que es muy fácil que desaparezcan en cuanto haya algún problema en la fabricación. Algo habitual cuando se construyen series cortas de barcos o, incluso, buques únicos.

La cartera de pedidos cae hasta 4.050 millones

La crisis ha provocado un recorte generalizado de los presupuestos de Defensa de los países y el aplazamiento de muchas de las compras previstas por las Armadas en el mundo. En este marco, Navantia lleva dos años y medio sin cerrar un nuevo contrato de construcción naval, lo que está mermando su cartera de forma notable.En la actualidad, el grupo mantiene pedidos por valor de 4.050 millones de euros, lejos de los 6.325 millones que llegó a acumular en 2008. Ahora sólo está 500 millones por encima del nivel de cartera que heredó de Izar en 2005, cuando se creó la compañía.En principio, la empresa no prevé cerrar ningún nuevo pedido hasta 2011.Un ejercicio clave si quiere garantizar la carga de trabajo en todos los centros del grupo, que ahora mismo tienen una ocupación media del 97%.En los centros de la bahía de Cádiz, el trabajo sólo está garantizado hasta marzo de 2012, cuando se entregará el último BAM a la Armada española. En las factorías de la Ría de Ferrol hay carga de trabajo hasta 2014 y en la planta de Cartagena, hasta más o menos el año 2016.Para tratar de conseguir nuevos contratos para Cádiz, Navantia está acelerando su actividad comercial y ha presentado una quincena de ofertas a diez países distintos, según fuentes de la compañía. Los concursos que podrían traducirse antes en algún pedido son el abierto por Malasia para la construcción de cuatro patrulleros OPV con opción a dos más, que podría adjudicarse a finales de año o principios de 2011; y el interés mostrado por Sudáfrica en hacerse con dos patrulleros pequeños y un buque oceanográfico, lo que podría concretarse dentro de un año.

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