¿Quién es emergente?

Hasta hace escasamente un par de años todos en Europa vivíamos contentos y seguros de nuestro bienestar social y económico. Al fin y al cabo, "estamos dentro del mundo desarrollado", pensábamos. Pero desde la crisis uno se pregunta si eso de ser desarrollado no empieza a tener síntomas de emergente, o si ser emergente no es mejor que ser desarrollado. La economía global cambia y hace historia, y ésta no es estática. Es curioso comprobar cómo en el "apacible" mundo desarrollado los países quiebran (Islandia), otros necesitan ayudas incluso del FMI (Grecia), los déficit fiscales se incrementan (EE UU), el desempleo se dispara (España) e incluso tenemos catástrofes naturales que arruinan sectores de la economía (nube de cenizas en los cielos europeos). Estas cosas antes sólo pasaban en los "lejanos" países emergentes.

Hace pocas semanas un regulador latinoamericano me comentaba que le preocupa el riesgo crediticio de ciertos sistemas financieros desarrollados, y a pesar de no faltarle la razón, me dejó pensando en que si aquello no era un mal sueño en el que los papeles se han invertido. La realidad es que el mundo desarrollado en este momento no es tan convincente en sus propuestas de estabilidad como antes y al mismo tiempo la palabra "emergente" empiezan a sonar mejor a oídos de los inversores. Y es que la historia se está haciendo también en el mundo financiero y no querer darse cuenta o mantener que todo volverá a su cauce es una actitud algo inconsistente con la realidad y en el futuro podría ser peligrosa al tomar decisiones de inversión. Muchos estereotipos criticables de antaño sobre los emergentes ahora son el día a día de los desarrollados. Y algunas de las alabanzas que hacíamos de economías desarrolladas ahora recaen sobre las emergentes.

José M. Olabarrieta. Director general de Vontobel para Iberia y América Latina