El turismo sigue de rebajas
La industria asegura que el cliente ha perdido la noción de lo que vale viajar
Hace sólo tres años, cuando un cliente entraba por la puerta de un hotel de cuatro estrellas estaba dispuesto a pagar religiosamente los 120 euros que el establecimiento exigía por la habitación. Eran tiempos de bonanza en el sector, con precios al alza y una demanda vigorosa. Hoy el panorama es bastante distinto. Ahora es habitual que el cliente pregunte antes el precio e intente regatear con el argumento de marcharse al establecimiento de al lado si no se le reduce la tarifa, según ha narrado recientemente un alto ejecutivo de AC Hotels y de la patronal Cehat. "El cliente ya lo único que busca es el hotel más barato, en la fecha más barata", decía este ejecutivo.
Entre la clientela de los hoteles y los turistas en general se ha instalado definitivamente la cultura del regateo, una práctica ante la que las empresas del sector admiten estar desconcertadas. El regateo, el descenso de la demanda por la recesión y la gran cantidad de reservas que se realizan a última hora tienen permanentemente a los ejecutivos de las compañías cruzando los dedos. Los viajeros han recuperado capacidad de negociación que antes no tenían, mientras que las empresas aseguran que con tanta bajada de precios "el cliente ha perdido la noción de lo que cuesta viajar". Lo que sí parece claro es que será difícil recuperar el nivel de los 120 euros en un plazo inferior a tres o cuatro años.
Desde la consultora Magma Turismo se apunta que lo único que puede esperar el sector hotelero en 2010 es, en el mejor de los casos, un ligero repunte de precios en determinadas zonas y establecimientos. Pero la mayoría de la industria repetirá tarifas o incluso se verá abocada a seguir bajando. Bajar precios es una solución a corto plazo, explican desde la consultora, pero a medio y largo es un "grave problema" porque las cadenas necesitan caja con la que amortizar la financiación que obtuvieron para sus planes de crecimiento. Como ha pasado en el sector inmobiliario, podría empezar a suceder que los bancos tengan que quedarse con muchos activos por la incapacidad de sus propietarios actuales de poder hacer frente a los préstamos.
Consumos extras
La industria hotelera no está siendo sólo penalizada a través de las tarifas, sino también por la reducción de los consumos extras de los clientes en los establecimientos, que dejan un margen interesante para las compañías. Basta echar un vistazo al panel que elabora la Confederación de Establecimientos Hoteleros y Apartamentos Turísticos -los últimos datos disponibles son los de febrero- para percibirlo. El ADR, que mide la facturación media por habitación ocupada (tarifa más consumos extras), no deja de caer tanto en los hoteles urbanos como en los vacacionales desde 2008.
En el propio sector se reconoce que el mercado está sobreofertado. La planta hotelera ha crecido de forma desmesurada en los últimos años al calor de los años de bonanza y de la llegada al negocio de empresarios procedentes de la construcción y el inmobiliario. Lo mismo sucede en las agencias de viajes, cuya red había crecido exponencialmente hasta límites que ahora el mercado no puede mantener. Desaparecieron 1.800 puntos de venta en 2009 y ya quedan entre 7.000 y 7.200. Y todo apunta a que la purga va a continuar en 2010, aunque no parece que de forma tan intensa.
Perspectivas
En medio de este mercado desordenado hay una cierta coincidencia de opiniones en que, si no en valor, sí que habrá una mejora en el volumen de reservas de cara al próximo verano en España. Algunos de los principales grupos turísticos defienden la tesis de que la "crisis psicológica", que no la económica, ha pasado y que los consumidores con poder adquisitivo que no se han visto perjudicados por la debacle viajarán este año sí o sí.
El sector no esconde tampoco su preocupación por la situación de Marsans. En los pasillos y también desde la tribuna del XIII Congreso Nacional de Turismo que se celebró el jueves pasado en Madrid se dijo que la situación financiera que atraviesa el grupo es un riesgo latente para el conjunto de la industria. Un eventual colapso del grupo, ahora que se acercan los meses claves para el balance anual de las compañías, sería letal para el turismo español.