Mark Twain, centenario casi inadvertido
En ocasiones resulta cansino el afán editorial por las onomásticas, con ediciones alrededor de fallecimientos, premios o aniversarios. Resulta curioso, sin embargo, cómo en las librerías españolas va a pasar prácticamente inadvertido el centenario del adiós de Samuel Langhorne Clemens, Mark Twain para la posteridad, que se cumple el próximo martes.
El autor sólo merece estos días una edición un tanto especial de su obra, una reimpresión en formato económico de sus Cuentos selectos (Debolsillo), así como la edición de una suerte de biografía heterodoxa, ¿Ha muerto Shakespeare?, en Sequitur.
Por supuesto, también están disponibles sus grandes clásicos de la literatura para todas las edades en distintas ediciones, de las que pueden destacarse las de Anaya. Es el caso de Las aventuras de Tom Sawyer, Las aventuras de Huckleberry Finn -considerada una de las grandes novelas de la historia de la literatura estadounidense-, Príncipe y mendigo o Un yanqui en la corte del rey Arturo.
Twain tuvo una vida intensa, repleta de episodios de interés: conquistó a la que luego fue su esposa durante 35 años enviándole cartas; trabajó como calderero en un barco de vapor, periodista, buscador de oro o carpintero; y acabó su vida amargado por golpes tanto económicos como familiares, y convertido en un abierto ideólogo anticapitalista. Todo ello le llevó a una literatura cada vez más sarcástica que le condujo a publicar sus últimos trabajos de manera póstuma, incluyendo una obra presente con éxito recientemente en los teatros españoles, Diario de Adán y Eva (Valdemar).