"La inyección de inversión en obra civil es agua de mayo"
Es uno de los ingenieros de caminos que salió de Ferrovial en los noventa para fundar su constructora. Rover Alcisa es hoy referente en obra ferroviaria y no rehúye competir con los más grandes
Rover Alcisa responde al perfil de firma mediana de la construcción que confía en salir reforzada de la crisis. Está entre los grandes contratistas valencianos de obra civil, con una facturación que ronda los 200 millones, buena posición en la obra ferroviaria y un crecimiento basado en la innovación y la inversión prudente. Gestionada y controlada por Alfredo Rodríguez Verdugo, abulense de 49 años forjado en Ferrovial, parece respirar sin dificultad a la vista de su escasa exposición al ladrillo o a clientes privados. Sin embargo, su presidente cree que "hay que subirse a la ola cuando se está creando" y atisba, por ejemplo, oportunidades en el negocio inmobiliario. La última gran apuesta, en plena crisis, fue integrar la constructora ferroviaria Iberovías en el grupo. Tras ese refuerzo aplaude un plan extraordinario de inversión en infraestructuras que se basa en el ferrocarril.
El ministro Blanco ha dado a conocer un plan de participación público-privada en el que los contratos partirán de 50 millones y el 70% de los 17.000 millones de inversiones irá en obra ferroviaria. No tienen ustedes mala posición...
"Las bajas han sido perniciosas para la construcción al crear falsa competencia"
La inyección de inversión en obra civil es agua de mayo. El plan está bien elaborado, tiene en cuenta las necesidades del sector financiero y espero su éxito. Rover Alcisa puede invertir y quiere participar de una forma importante. Presidente y el ministro de Fomento hicieron hincapié, durante su presentación, en la entrada de todo tipo de empresas. Eso implica que el Gobierno apuesta por una creciente competencia.
¿Tendrá más calado que el Plan E o Fondo Estatal de Inversión Local?
Creo que sí. Aparte de la capacidad de generar empleo, la iniciativa incide en el crecimiento futuro a base de crear infraestructuras de primer orden. En cuanto al Plan E, nosotros mismos hemos participado y ha sido importante. El año pasado fue muy duro y no cabe duda de que, a empresas como la nuestra, nos ha ayudado a retener talento. Lo importante es que el control del déficit no haga caer a nadie en la tentación de recortar inversión productiva.
¿Han sentido la ralentización de la licitación a nivel local y regional, en su caso en Valencia?
Valencia tiene en marcha el plan Confianza para estimular las infraestructuras y esperamos mucho de esa iniciativa. Pero Fomento sustenta al sector. A pesar de que la Administración central se ha enfocado un poco más, por tradición, hacia las empresas que juegan en la champions league de la construcción, Rover Alcisa tiene su hueco. También trabajamos con la autonómica y muy poco con la local. Estamos entre esas compañías en que predomina la ingeniería y la cualificación del personal.
¿Cómo se accede desde su posición a los contratos que pondrá en marcha Fomento?
Trabajamos con los grandes, pero lo natural es que vayamos con firmas de nuestras características. Cuando uno se gana la cuota a base de competir se hace eficiente, innova más y da mejor servicio a la sociedad. Hace poco escuché al ministro Blanco que hay que empezar a medir a las compañías por su capacidad de innovación y no por los kilómetros de autovía que son capaces de hacer. Ese argumento me encanta. Estaría bien que en los concursos presentáramos las ofertas de forma anónima y que fuera la mejor propuesta la que se impusiera.
La remodelación del muelle Levante, por la que su empresa puja en el puerto de Valencia, ha reunido una veintena de pujas por una obra de dos millones. Entre ellas están las de las grandes constructoras. ¿Qué reflexión le merece? ¿Es el efecto de la crisis?
Eso ha pasado siempre y me parece sano, fantástico.
¿Y qué me dice de las bajas y de los modificados consustanciales a la licitación de obra pública?
Las bajas han sido perniciosas al crear una falsa competencia. Se supone que está prohibido vender por debajo de coste y eso se ha hecho sistemáticamente en la construcción. Se ha valorado más el riesgo que cada uno está dispuesto a asumir en una obra que la capacidad para hacerla. ¿Quién sale beneficiado? Las grandes, porque pueden diluir el riesgo fácilmente. Fomento está poniendo límites y eso me parece vital.
Atención al norte de África, Brasil e India
La internacionalización es asignatura obligada para el cuadro directivo de Rover Alcisa. "Salir fuera de España es prioritario, pero hacerlo precipitadamente sería un suicidio", opina su presidente. Rodríguez Verdugo ha sellado alianzas en Libia, Túnez, Colombia, exploró en su momento y descartó Dubai -"la crisis se veía venir hace un año y medio"- y trata de entender cómo funciona el sector constructor en países del tamaño de Brasil o India antes de tomar cualquier decisión."Estamos preparados para el ciclo que se avecina porque hemos dado pasos con cautela. En los proyectos que ponen sobre mi mesa doy tanta importancia al análisis económico-financiero como a la intuición", dice este empresario afincado en Valencia.El salto debe producirse por la rama de obra ferroviaria, que es lo que Rover Alcisa hace desde su origen y en lo que más está invirtiendo.El primer accionista del grupo, con el 70% del capital en sus manos, asegura que le llegan opciones de compras prácticamente a diario. No descarta nada, pero se preocupa en estudiar caso a caso.A lo que no dedica ni un minuto es a la posibilidad de abrir el capital a nuevos socios: "No tenemos necesidad". Quizás sea porque su deuda financiera apenas alcanza los 30 millones de euros y la mayor parte está firmada a largo plazo. Una posición que responde a un modo de hacer negocios que viene de lejos: cuando Rover compra Alcisa en el año 1995 lo hizo tirando del patrimonio familiar. Rodríguez Verdugo lo llama cautela.
Confianza. Rover Alcisa espera un nuevo ciclo inmobiliario
No tiene planes ni en energía ni en servicios, pero la estructura de Rover Alcisa habla de diversificación: obra pública, residencial, ingeniería e incluso desarrollo de software. Tiene un pie en el mercado inmobiliario y, sin exponerse a clientes privados, también espera sacar provecho de ese negocio.
Sus resultados de 2009 rebajan las cifras de 2008. ¿Ha sido un año duro?
Nuestras ventas rondan los 195 millones frente a los 225 millones de 2008 y el Ebitda es de 6 millones. Los márgenes en la obra pública son estrechos y Rover Alcisa está acompañando el ajuste del sector. En cuanto al área inmobiliaria, con mucho menos peso que la obra civil, atraviesa un momento de contención. Estamos enfocados hacia proyectos de VPO y nuestra intención es continuar en ese campo.
¿Confía en que la construcción siga siendo el motor de la economía en el corto y medio plazo?
Sin este sector será muy difícil salir de la crisis. Rover Alcisa ha sido un grupo de obra civil que también ha apostado por un tipo de urbanismo y por la vivienda protegida. Entramos hace cinco años en el mercado inmobiliario, de la mano de Fernando Martín, y ya delimitamos entonces nuestra actuación. Vimos en 2005 que el ciclo estaba a punto de agotarse y parece que acertamos. Lo que tengo claro ahora es que este país necesita un sector de vivienda equilibrado que genere empleo, cubra la demanda existente y alimente a constructoras e industria afín. A mi empresa no le va la vida en ello, pero España es capaz de absorber 300.000 viviendas al año.
Le dirán que va contracorriente.
Rover Alcisa estará en el próximo ciclo inmobiliario. Cuando digo esto mi gente se asusta, pero tengo argumentos. Cuando el negocio estaba quemado nadie lo quería ver, empezando por los analistas, y vino el derrumbe. Tengo claro que saldremos de esta crisis y que volverá a generarse negocio. La oferta habrá quedado destruida y nosotros conocemos este mundillo.