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Cinco Sentidos

Un cuaderno en la maleta cambiará tus vacaciones

Los artistas utilizan sus dibujos para imprimir a sus viajes un ritmo más tranquilo y personal.

Un cuaderno en la maleta cambiará tus vacaciones
Un cuaderno en la maleta cambiará tus vacaciones

Una libreta pequeña, del tamaño de un bloc de notas, puede conseguir que nuestras vacaciones dejen de ser una necesidad de la sociedad de consumo para convertirse en una experiencia única e irrepetible. Los cuadernos de viaje, un género a medio camino entre la ilustración y la literatura, abren la puerta a que las excursiones obligatorias se transformen en sensaciones y a que las paradas en el camino cobren sentido como una parte esencial del viaje.

"Dibujar es una manera de guardar un mejor recuerdo de dónde hemos estado. Es difícil recordar cuándo hiciste una foto, pero cuando dibujas te acuerdas mucho más de las circunstancias, porque todos tus sentidos han formado parte de esa experiencia", subraya el ilustrador Gabriel Campanario, de la web Urban Sketchers. "Recuerdas la atmósfera que respirabas, si hacía calor o frío y, claro está, la imagen y los detalles que has dibujado, porque te paraste a contemplar", apostilla.

En el mismo sentido se expresa la ilustradora Leticia Ruifernández, al asegurar que "cuando vas viajando con la cámara, parece que robas algo y te vas". En su opinión, dibujar en el transcurso de sus periplos es "una manera de viajar mucho más generosa hacia ti, hacia los que encuentras y hacia lo que estás viendo".

Los clásicos

El cuaderno de viaje es tan viejo como la humanidad. Ryszard Kapuscinsky se imaginaba al primer historiador del mundo colgado en sus viajes de un papiro en el que tomar notas, y Colón incluye en las crónicas de sus viajes su primera visión del Nuevo Mundo, el perfil de la isla de La Española. Lola Escudero, secretaria general de la Sociedad Geográfica Española, recuerda que todas las expediciones científicas del siglo XVIII reclutaban dibujantes y que, entre ellos, destacaron Alejandro de Humboldt y Fernando Brambila.

El ascenso de la fotografía relegó a un segundo plano el papel de estos cronistas visuales y en el siglo XIX los cuadernos de viaje derivaron en obras más románticas, en las que las impresiones personales en forma de texto cobraron más importancia. Esta tradición se ha conservado con fuerza en Francia, donde existe incluso una bienal dedicada al cuaderno de viaje que se celebra en Clermont-Ferrand.

En España asistimos a la revitalización del género. Ha surgido un grupo de autores como Fernando Bellver, Enrique Flores, Joaquín López Cruces y Antonia Santolaya, entre otros, que han publicado cuadernos y que se sirven de las herramientas virtuales para compartir sus trabajos.

En el panorama editorial, asistimos, entre otras iniciativas, al inicio de la colección Cuadernos de Viaje con Madrid, cuaderno de viaje, escrito por Paloma Ulloa y publicado por Ediciones Buchmann. La autora subraya que esta obra transmite una "visión muy subjetiva y romántica" de la ciudad y que destaca por su toque personal, así como por su equilibrio entre las descripciones estéticas y emocionales. Uno de los socios de la editorial, Andrés López, avanza que el objetivo de la empresa es publicar una colección de más de 30 títulos y que en 2010 verán la luz, previsiblemente, cuadernos de Lisboa, Venecia y Berlín.

"El dibujo no conoce fronteras"

Los artistas del siglo XXI han encontrado en las nuevas tecnologías un aliado para compartir sus experiencias viajeras con otros dibujantes y al mismo tiempo dar a conocer sus trabajos.Con estos objetivos nació en 2008 el blog Urban Sketchers, liderado por el periodista e ilustrador español Gabriel Campanario, una obra colectiva en el que un centenar de artistas ubicados en más de 30 países comparten dibujos de las ciudades donde viven o a las que viajan, siempre realizados in situ y al natural."La ventaja es el apoyo mutuo que nos ofrecemos unos a otros, la motivación que da saber que hay gente en todo el mundo plasmando sus impresiones del día a día sobre papel", afirma Campanario.El ilustrador incide en que los trabajos de Urban Sketchers, que cuenta con una sección española, son "un relato personal e irrepetible de la realidad". "El dibujo es una lengua universal que no conoce fronteras", subraya Campanario.

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