El viaje de regreso a la realidad
Desde la teoría del caos, pasando por el emperador romano Claudio, son muchos los que han pensado que la regeneración pasa necesariamente porque salga a flote toda la basura (Claudio) o que realmente se roce el desastre (teoría del caos). Me temo que es verdad, porque si los hechos son tozudos, las personas lo son más.
Dije en su día que debíamos estar agradecidos a los malvados especuladores por ayudarnos a entender que España y Alemania no pueden financiarse al mismo tipo de interés en los mercados, que el endeudamiento de ambos es muy diferente y su credibilidad también. Algo que para los economistas es un simple y sano proceso de ajuste, entre los políticos ha sido un ataque a la soberanía nacional. Les cuesta asumir la realidad. Y lo mismo decía del euro. La divisa es europea, no sólo alemana o francesa, al igual que el dólar es la divisa de California, pero también la de Utah, y no pasa nada porque refleje ambas realidades económicas.
æscaron;ltimamente estamos alcanzando un grado de aceptación de la realidad que me tiene sorprendido. El dogma de "el ladrillo nunca baja", que tantos disgustos nos dio a los que lo criticábamos, se está desmoronando. Bancos y cajas asumen que la única forma de "dar el pase" a su inmenso parque de viviendas impagadas es ofrecer fuertes descuentos -que a mí me siguen pareciendo poco- y asumir que el ladrillo no sólo baja, sino que puede bajar mucho. En un acto de duro realismo bancos y cajas se pasean por las ciudades con autobuses a ver si venden algo, o montan "outlets" inmobiliarios como si se tratara de vender ropa de marca de la temporada anterior.
Asumido el valor real del euro y de la deuda, y camino de asumir el de ladrillo, sólo nos queda que salga la basura que más cuesta sacar, la que depende directamente de los políticos: la de las cajas de ahorros. Y la forma de hacerlo no es el parche de las fusiones. Ser realistas sería que el Banco de España echara el cierre a unas cuantas entidades y que los tribunales juzgaran a los responsables del desaguisado, pero mucho me temo que no estamos preparados para tanto realismo. ¡A ver si nos va a dar un pasmo!
Víctor Alvargonzález. Consejero delegado de Profim