Nombre en clave: Schäuble
Fue a uno de estos economistas norteamericanos, a los que la crisis ha hecho tan popular, al que leí hace sólo algunas semanas que el dólar, antes de hundirse ahogado en su propia deuda, no lo haría sin haber pasado por volver a cambiarse 1,1 frente al euro. Otro conocido economista, en este caso español, decía, no hace demasiados días, que el dólar difícilmente bajaría de 1,40 y aun así lo aceptaba algo por debajo sólo porque se lo decían sus analistas técnicos. Lo veía más hacia 1,60.
A mi entender, la crisis griega está dejando lugar a una auténtica revolución silenciosa en la que los alemanes van a decir todo, o casi todo, sobre el futuro europeo. El Tratado de Lisboa ha cambiado las reglas de juego y eso significa más poder de decisión para Alemania. Ese poder alemán va a imponer unas reglas del juego nuevas, que querrán pasar más pronto que tarde por la reforma del Tratado de Maastricht. Sólo pensar en las consecuencias que para el euro puede tener el proceso de ratificación de las nuevas reglas de un nuevo tratado eriza la piel.
Pero no se conocen crisis de la UE que no hayan tenido como consecuencia un proceso de reforzamiento institucional. Antes pensaba como hipótesis en un abandono alemán del euro. Hoy no. Hoy, cuando algunos países, como es el caso de España, sólo pueden competir en precio y cuando otros como Portugal ven cómo se rebaja su calificación a pesar de no estar peor que Reino Unido, ya se percibe que no volverá el euro a 1,60 sin haber pasado antes por el borde del abismo de su desaparición. En esto, estoy mucho más cerca del pronóstico del norteamericano que de mi sabio colega español. Claro que esto no lo vamos a saber mañana. Mientras tanto, le doy un nombre clave: Schäuble.
José Manuel Pazos. Socio director de Omega IGF