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Finanzas

Caja de Badajoz prefiere las alianzas a las fusiones

Descarta una unión interregional y analiza acuerdos puntuales con otras entidades de ahorro

La Caja de Badajoz está en pleno proceso de renovación, que ha afectado tanto a sus órganos directivos como a su sede central, pero, sobre todo, a la forma de afrontar el nuevo panorama financiero español tras los problemas que puso sobre la mesa la crisis económica.

Sin embargo, en esta última cuestión, la entidad extremeña puede acometer los pactos que más le interesen sin verse acuciada por la necesidad, puesto que tanto su coeficiente de solvencia como su calificación por parte de agencias como Fitch la sitúan entre las más sólidas del panorama español. Así, su solvencia ronda el 16,06%, lo que supone el doble de la media de las cajas españolas, mientras que Fitch, pese a rebajar la calificación, sigue presentándola como una entidad con perspectivas estables y alta calidad crediticia.

La nueva dirección, surgida del proceso de renovación acometido el año pasado, y que situó a Francisco García Peña como presidente, ha descartado una fusión con la otra caja regional -Caja Extremadura-, tal y como se daba por hecho en círculos políticos, tras el visto bueno de las cortes regionales. El actual presidente se inclina por alianzas al amparo del denominado sistema institucional de protección (SIP).

Según explicó García Peña, esta opción se basa en tres premisas: Caja Badajoz no tiene problemas que la aboquen a una única salida, de la fusión con Caja Extremadura no saldría una entidad con suficiente músculo (sumarían unos 11.000 millones en activos), lo que obligaría a repetir el proceso, y, sobre todo, Caja Badajoz quiere mantener su vinculación al territorio. El cuarto condicionante es que una fusión intrarregional obligaría al cierre de oficinas y despido de trabajadores por solapamiento.

Apuesta por alianzas virtuales, sin fusión (SIP), con cajas de similares características (solvencia, eficiencia y tamaño), un proceso que podría durar tres años. Respecto a los posibles novios, García Peña ha descartado a las andaluzas, por el desequilibrio de tamaño, y se inclina por otras como Cajastur, Cajamurcia, Caja Cantabria, Caja Rioja o Caja Insular. La entidad ha reconocido mantener conversaciones con la primera.

Ahora la caja de ahorros está construyendo la que será su nueva sede central, en la ciudad de Badajoz. Se trata de un edificio de 13 plantas, con 80 metros de altura, lo que lo convertirá en el mayor de la ciudad, en el que se van a invertir alrededor de 40 millones de euros.

La previsión es que esté operativo a finales de 2011 o principios de 2012. El edificio es un prisma puro a orillas del Guadiana, que albergará no sólo las oficinas de la caja, sino espacios para empresas, auditorio y helipuerto. La edificación estará en medio de un espacio ajardinado que reproducirá la dehesa extremeña. Tecnología y sostenibilidad son los parámetros principales sobre los que se soporta el proyecto, que quiere ser a la vez un reflejo de las intenciones de la entidad extremeña.

La cifra

4.000 millones de euros son los activos de la Caja de Badajoz, creada en 1889, y que dispone de una red de 217 oficinas.

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