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A fondo

Marsans: un poco de luz en el túnel

Pascual cree que la situación no es peor que otras vividas antes por el grupo.

La secuencia de los hechos ha revelado que las cosas casi siempre pueden ir a peor en Marsans, el grupo turístico propiedad de Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual. El Gobierno argentino nacionalizó a finales de 2008 Aerolíneas Argentinas y Austral, desprendiendo estas empresas de la compañía española. Un año más tarde, Marsans se ha visto obligado a cerrar Air Comet por la falta de crédito y una gestión en entredicho dejando en la calle a 670 trabajadores. El auditor se ha negado a pronunciarse sobre las cuentas de Viajes Marsans alegando que falta información para calibrar el agujero que ha supuesto Air Comet en el balance. Apenas unas semanas después, la filial argentina de Marsans ha quebrado, Orizonia ha presentado una demanda por impago de 40 millones, ha dimitido el director general de la división de viajes y el Gobierno ha intervenido la aseguradora Mercurio por desequilibrio patrimonial. Parece que siempre se puede ir a peor en un grupo que aparenta estar al borde del precipicio y al que se le calcula una deuda de unos 240 millones.

En medio de este marasmo y centrado en canalizar toda la liquidez a cumplir con el compromiso mensual de pago a las aerolíneas de IATA -Asociación para la Industria del Transporte Aéreo- para poder seguir vendiendo billetes de avión en las agencias de viajes, Marsans vio la semana pasada algo de luz en su túnel particular. Los bancos han abierto parcialmente -Marsans había pedido 40 millones y le han concedido 30 millones- el grifo de la financiación para que el grupo pueda mantener la actividad durante la presente campaña turística. Si bien esto no soluciona evidentemente los problemas de fondo, la deuda, y la situación de extrema debilidad en la que han quedado las empresas del grupo por intentar salvar Air Comet, al menos refleja que los bancos están detrás. También el viernes pasado se conoció que Caja Madrid había renovado el préstamo de 26,5 millones a Díaz Ferrán. Este crédito fue el motivo del distanciamiento entre el presidente de la CEOE y el de Caja Madrid hasta el pasado enero, Miguel Blesa.

Baza a favor

Alguno de los bancos acreedores sostiene que este préstamo de 30 millones es un guiño que puede allanar el camino de la refinanciación de otros 120 millones que Marsans adeuda a un conjunto de bancos. Pero otras fuentes del sector turístico no lo ven tan claro y sostienen que el grupo tiene un futuro complicado. Llaman la atención las palabras de Gonzalo Pascual que, el día de la dimisión del director general de Viajes Marsans, dijo que la situación del grupo -sin ser fácil- no es peor que otras vividas anteriormente. Como baza a favor, el grupo cuenta con el empeño del Gobierno, cuya participación ha sido decisiva para convencer a los bancos de que sean flexibles con la financiación de la compañía, de evitar su caída.

Hace unos días trascendió que dos fondos europeos estaban negociando con los dueños la compra de la división de agencias de viajes. En el sector no se da mucha credibilidad a esta operación, cifrada en unos 350 millones de euros. ¿Quién puede tener interés en estos momentos en comprar Viajes Marsans? Los operadores del mercado, aquellos de los que ha trascendido un supuesto interés y de los que no, niegan que esté en su agenda hacerse con esta división, la joya de la corona de Díaz Ferrán y Pascual.

Preocupación en el sector

La situación de Marsans es en sí misma embarazosa para el sector turístico español en conjunto, pues acumula deudas con touroperadores y cadenas hoteleras, principalmente, lo que por lógica genera inquietud. El eventual incumplimiento de las obligaciones por parte de Marsans desencadenaría una espiral de impagos en la industria y los afectados podrían exigir responsabilidades políticas. Cuando a finales de diciembre Marsans cerró Air Comet y dejó a casi 700 empleados en la calle y a miles de pasajeros en los aeropuertos, rápidamente el dedo acusador apuntó hacia el Gobierno. ¿Cómo era posible que una aerolínea con deudas a la Seguridad Social y que llevaba ocho meses sin pagar las nóminas siguiera volando y vendiendo billetes? ¿Qué habían hecho las autoridades para evitar una situación que, entre otros efectos, ha costado al erario público más de seis millones de euros en el flete de vuelos de otras compañías para recolocar a los pasajeros afectados?

Sería bueno que cambiaran mucho las cosas, la temporada turística fuera un éxito, fluyeran los ingresos en la caja de Marsans, refinanciara su deuda y cumpliera con sus compromisos en manos de Díaz Ferrán y Pascual o de otros. Pero desgraciadamente en Marsans las cosas últimamente casi siempre han ido a peor.

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