¿Y si no hubiera agencias de rating?
Resulta que Grecia, que según muchos expertos corría riesgo de impago, emite deuda y el mercado no sólo rebaja el margen inicialmente previsto para esa emisión, además intenta comprar más de lo que se ha emitido. Eso lleva a pensar que en realidad todo tiene un precio, pero también que o el mercado no fue eficiente al valorar el riesgo o fue muy eficiente a la hora de criticar para conseguir un mejor precio de compra. Lo mismo ocurre en cierta medida con la deuda española: podemos criticar lo que queramos pero la realidad es que estamos mejor que la mismísima Alemania en deuda emitida sobre PIB. Vamos, que o bien los expertos creen que es un dato irrelevante, o lo que se consigue es un mejor precio para tener en cartera una deuda que sabemos no va a tener problemas en pagarse.
Un John Lennon financiero podría cantar: "Imagina que no hubiera agencias calificadoras", y el ejercicio sería interesante de realizar. Pensémoslo un momento, no hay agencias pero necesitamos calificar el riesgo país. Creamos una desde cero. ¿Quiénes tendrían la mejor calificación? Pues posiblemente no algunos de los que la tienen ahora, teniendo en cuenta sus grandes y múltiples déficits o sus problemas estructurales. Al tiempo tendríamos que valorar algunos países emergentes que son acreedores netos, producen materias primas y una demografía a su favor como candidatos a esa mejor calificación. En otras palabras, que si la economía global cambia, el sistema financiero también lo hace y mantenernos en una situación de inmovilismo ante el statu quo no provoca más que tensiones no deseables y falta de criterios fundamentales para basar ciertas decisiones importantes para los inversores, como son las de valorar de forma objetiva lo que debe de valer la deuda de los países.
José Manuel Olabarrieta. Director general de Vontobel para Iberia y América Latina