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Rechaza las ofertas del comité

GM España rompe la negociación en Figueruelas

La dirección de General Motors España (GME) rechazó ayer la oferta del comité de empresa de congelar los salarios durante 2009 y 2010, como contribución al plan de ahorro. La empresa considera que esta medida está muy lejos de cubrir la exigencia de ahorro de 25,8 millones al año.

El presidente del comité de empresa, José Juan Arceiz, declaró a CincoDías que "esta decisión no nos deja otra salida que forzar a la empresa a que vuelva a sentarse a negociar. El viernes celebraremos un pleno para decidir las medidas de presión oportunas". Según impresiones recogidas en la factoría, la opinión mayoritaria se inclina por la convocatoria de huelga.

Arceiz reconoció que "las posturas entre empresa y trabajadores están muy distanciadas". La ruptura fue recibida "con consternación" en el Gobierno de Aragón, según manifestó un portavoz a este periódico. El Ejecutivo autonómico ha desplegado una gran actividad en los últimos días para propiciar un acuerdo beneficioso para una planta que, según los planteamientos de GM, debe liderar la producción de Opel.

Los cuatro sindicatos que apostaron por la negociación (UGT, CC OO, USO y Acumagne) reunirán hoy a sus ejecutivas para elaborar las propuestas que presentarán en el pleno del comité de empresa de mañana. Otros dos sindicatos (CGT y OSTA), con presencia en el comité, están al margen de la negociación desde el principio, por no compartir su planteamiento.

La compañía no acepta solamente la congelación salarial en 2009 y 2010

GME había calificado de "irresponsable" la primera propuesta de los cuatro sindicatos negociadores, que sustituía la congelación salarial hasta 2013 por incrementos salariales de entre el 1 y el 1,5%. Posteriormente, la plataforma sindical suavizó sus pretensiones, ofreciendo una congelación salarial durante 2009 y 2010, aunque exigiendo que esta aportación cubriera el plan de ahorro y se eliminara la posibilidad de que fuera ampliada en virtud de un acuerdo posterior a nivel europeo.

La empresa había accedido a negociar sobre la base de una plataforma global, que contemplaba, en un mismo paquete, la reestructuración, el plan de ahorro y el convenio, que lleva paralizado más de un año. Según el planteamiento sindical, los incrementos salariales pactados deberían incluirse en convenio como contribución al ahorro exigido por la compañía.

El Gobierno de Aragón había exigido, por su parte, un rápido acuerdo, con el fin de habilitar el aval de 200 millones prometido a cuenta de la adjudicación del nuevo Meriva y de mantener la primacía de la planta en Europa. Según el Ejecutivo, el Gobierno central podría destinar una cantidad similar, lo que elevaría la contribución oficial a 400 millones.

Todo está en el aire

La brusca ruptura de las negociaciones que se produjo ayer, con la que casi nadie contaba, supone una pésima noticia para Figueruelas. Aunque todavía no se ha perdido nada, lo cierto es que las posiciones están, de momento, muy distanciadas.Empresa y sindicatos habían dado con una imaginativa fórmula para encauzar la salida de los 900 trabajadores afectados por la reestructuración. Pero, para plasmar estas condiciones favorables, la compañía exigió contrapartidas en un convenio cuya negociación lleva más de un año de retraso. Se pedía una congelación salarial hasta 2013, que levantó ampollas entre los trabajadores y debilitó a los sindicatos que apostaron por la negociación. El rechazo de la contraoferta sindical deja todo en el aire: las condiciones de las bajas laborales, las ayudas de los Gobiernos central y autonómico y, sobre todo, deteriora la imagen de una planta hasta ahora espejo del diálogo social.

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