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Ex presidente de la CE

Prodi: con esta crisis "hace 20 años, en España habría una revolución total"

En las condiciones de crisis económica que estamos atravesando y con el desgaste actual del mercado laboral, "hace 20 años, en España o en Italia habríamos tenido una revolución total", mientras que "ahora no ha pasado nada", opinó hoy Romano Prodi durante una entrevista con Efe.

Para el veterano ex presidente de la Comisión Europea (1999-2004) y primer ministro de Italia en dos ocasiones (1996-1998 y 2006-2008), hace un par de décadas países del sur europeo como España o Italia habrían vivido en la calle "un descontento absoluto".

"Ahora en el único lugar en el que ha ocurrido esto es en Grecia, pero no por parte de estudiantes o trabajadores o de la gente con bajos ingresos, sino de funcionarios que temían perder su posición, por gente de la clase media, no de la clase baja", se sorprendió Prodi, "y este es un hecho completamente nuevo".

"Mi interpretación es que el mercado laboral ha cambiado completamente, que el concepto de trabajo ha cambiado", explicó, "y que la generación más joven está resignada" a aceptar empleos menos estables, y "ya no existe la idea de que eso (un trabajo estable) es el objetivo más importante que conseguir en la vida".

"Tal vez estoy equivocado, pero veo que su comportamiento es completamente diferente de como podría haberlo sido hace 20 años", insistió.

"Probablemente es que la gente joven dice, mira, (aunque se lleven a cabo protestas) en cualquier caso no vamos a encontrar trabajo, o las protestas no van a tener resultado", añadió, y aseguró que "parece que estemos en un mundo distinto".

Según el veterano político italiano, "cuando un país tiene un desempleo de dos dígitos (el de España alcanzó el 18,83 por ciento de la población activa al concluir 2009) generalmente la sociedad se echa a la calle", cosa que, dijo, "estaba esperando que ocurriera hace año y medio", al desatarse la crisis en otoño de 2008.

Sin embargo, "tal vez es porque mucha gente pensó que no tiene sentido, o tal vez es que los sindicatos son mucho más débiles que antes", pero reconoció que eso, por ahora, "no ocurrió, así que tal vez no ocurra nunca".

A sus 70 años, Prodi ha dejado atrás la política para volver a las aulas y, además de dar clases magistrales en la universidad privada estadounidense de Brown (Rhode Island), desde esta semana lo hará ante la futura elite empresarial china en la Escuela Internacional de Negocios China-Europa (CEIBS) de Shanghái.

Desde allí mostró su sorpresa también sobre cómo, por el momento, no ha habido grandes cambios en el sistema financiero mundial, que sigue funcionando de la misma manera que antes de la crisis.

"Cuando estaba empezando la crisis, todo el mundo clamaba que necesitábamos un cambio, que necesitábamos nuevos controles (del sistema), pero ahora nadie habla sobre los cambios generales, sólo de pequeñas adaptaciones técnicas", recordó.

"El ambiente intelectual ahora es el de seguir haciéndolo como hasta ahora", constató, probablemente "porque se temía que ocurriera un colapso y el colapso no ocurrió, y aunque todavía estamos viviendo una crisis, de alguna manera es mejor de lo que algunos esperaban, así que se ha seguido adelante".

Sin embargo, Prodi tiene claro que "si seguimos adelante con un sistema económico global y un control de tipo nacional, el peligro de otra crisis ya está servido".

Para explicar la "fuerte resistencia" a las reformas del sistema financiero en el seno de la Unión Europea, Prodi recordó cómo los países miembros están atravesando una "nueva ola", como la llamó ayer, "más conservadora, de mayor prudencia en términos de entusiasmo (integrador) europeo".

"El problema es que en Europa ahora hay un miedo compartido a la globalización, a los inmigrantes, a los cambios de costumbres", y la clase política, "en lugar de liderar a la gente", se deja llevar por ese "estado de ánimo".

El mayor escollo para el proyecto europeo es que "para un político, ceder una parte de la soberanía (de su país a la UE) es ceder parte de su propio poder", sentenció.

Con todo, dijo que ante el crecimiento de potencias emergentes como China, "la velocidad (de integración europea) que teníamos antes ya no es suficiente", y se mostró convencido de que una Europa unida es el destino inexorable del continente.

"Mi pregunta es si eso vendrá después de una crisis muy muy muy grande o porque usamos nuestro cerebro, si nos veremos obligados por los acontecimientos o por nuestra inteligencia, pero esas son las únicas alternativas", concluyó.

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