Tres días de reflexión sobre los retos de Caja Madrid
Ha cambiado el presidente pero no las costumbres. El pasado 24 de febrero Rodrigo Rato fue ratificado como presidente de Caja Madrid por su asamblea, justo un mes después de haber sido elegido. Una vez superado este proceso es cuando Rato comenzará a poner en marcha su proyecto, algo que está levantando mucha expectación. Lógico si se tiene en cuenta que fue ministro de Economía con el PP y gerente del FMI en un momento en el que este organismo estudió en profundidad el sector de ahorro español y recomendó su despolitización, la emisión de cuotas participativas con derechos políticos y la venta de la cartera industrial. Pero defendía la naturaleza jurídica de las cajas.
Y como si estuviera predestinado, Rato se ha convertido en el presidente de la segunda caja española en un momento de cambios históricos en el sector. Para explicar el plan estratégico que regirá en Caja Madrid este año, Rato ha elegido el mismo escenario que su antecesor Miguel Blesa. El Parador de Toledo. Aquí se reunirá el consejo de la entidad desde hoy por la tarde hasta el miércoles. Tres días en los que se celebrará el denominado consejo de planificación.
Los retos son muchos, según fuentes de la entidad madrileña. En líneas generales, su intención es poner en marcha mecanismos para mejorar la eficiencia de la caja y disminuir su morosidad. Pero si se realiza un análisis más minucioso, uno de los principales puntos que se examinará en esta reunión será la cartera de participadas de la caja, (Iberia, Sos, Mecalux, Indra, NH...), por un lado y, por otro, revisar la expansión internacional iniciada hace unos dos años y paralizada a mediados del pasado año por el rebrote de la crisis financiera. "Hay que poner en orden la cartera de participadas", señalan fuentes vinculadas a la entidad.
Caja Madrid tiene presencia a través de filiales en México y Florida (EE UU), principalmente. También cuenta con un 1% en el capital del Banco de Transilvania, participación que ahora prácticamente no aporta negocio al grupo madrileño. En México cuenta con una sociedad hipotecaria cuya estrategia hay que revisar tras la decisión de la Sociedad Hipotecaria Federal de cortar la financiación a las denominadas sofoles -sociedades anónimas especializadas en el otorgamiento de créditos a una determinada actividad, sobre todo hipotecaria-.
También tiene que clarificar la salida a Bolsa de su corporación financiera Cibeles. Rato, además, es partidario de emitir cuotas participativas con derechos políticos para hacerlas más atractivas, y ya ha insinuado en la última asamblea esta posibilidad si se reforma la norma, ya que en un futuro la caja, como todas, necesitará más recursos propios. Además, participará activamente en las fusiones que se produzcan en el sector, pero esperará a la segunda oleada de alianzas, en la que las piezas a elegir serán mayores y más saneadas, y estarán despejadas las opciones sobre la mejor opción para realizar las fusiones virtuales: crear un banco o hacerlo a través de una caja. Rato parece, en principio, poco partidario de participar en un posible cambio jurídico de las cajas, melón que ha vuelto a abrirse. Cambiará algunos directivos, pero esperará al verano para acometer esos relevos en la cúpula.