Alierta enfría los rumores de fusión con Telecom Italia
El presidente de Telefónica se adelantó a lo inevitable. Acababa de terminar la presentación a los analistas de los resultados anuales que tradicionalmente se hace por teléfono cada trimestre y estaba a punto de comenzar la ronda de preguntas de los inversores. En la mente de muchos de ellos, una incertidumbre por encima de los demás: ¿Cuáles son los planes con Telecom Italia?
César Alierta no esperó a que nadie verbalizara la pregunta. Antes de dar la palabra a los analistas, tomó el micrófono: "Estamos satisfechos con la participación que tenemos en Telecom Italia y en Telco la sociedad holding que controla a la italiana, y con la alianza industrial entre Telefónica y Telecom Italia. Vamos a trabajar para maximizar las sinergias de esta alianza, porque esta posición es la mejor alternativa para nuestros accionistas", aseguró. "Espero", sentenció, "que esta declaración haya clarificado todos los recientes rumores sobre cambiar nuestra relación con Telecom Italia. No haremos más comentarios sobre Telecom Italia".
A los analistas, sin embargo, no les quedó del todo claro. No fue la primera pregunta, pero sí la segunda que se hizo cuando se les dio la palabra. "Puede que Telefónica esté cómoda con su participación, pero los socios italianos quieren vender", señaló un experto del mercado. "Nosotros estamos satisfechos y ellos también, como se demuestra porque acaban de renovar tres años el pacto de accionistas", contestó Alierta.
Tampoco esta respuesta fue suficiente. "¿Está usted descartando cualquier relación con Telecom Italia que permita a Telefónica hacerse con algún activo, como los de Brasil, o tener más poder?", preguntó otro analista.
"Creo que ya he dicho que estamos muy contentos con nuestra participación del 46% en Telco y con nuestra alianza industrial. Y punto", zanjó Alierta. Y esta vez funcionó. Tras esta respuesta, los analistas dieron por hecho que no habría más información sobre Telecom Italia, así que desistieron de preguntar.
Pese a la aparente contundencia de la declaración de Alierta, el presidente de Telefónica fue muy cuidadoso con las palabras que utilizó. El recuerdo de su negativa rotunda a comprar O2 sólo dos meses antes de anunciar la operación ha estado planeando en todos los comentarios de Telefónica sobre Telecom Italia.
Pero más allá del interés que pueda o no tener la española en hacerse con la italiana, hay un elemento que está penalizando la operación: la reacción de la Bolsa. Cada vez que los rumores se intensifican, Telefónica cae, y el descenso acumulado en el año suma ya un 11,65%. De ahí el interés de Alierta en enfriar las especulaciones.
Cerrado el tema italiano, los analistas pusieron el foco en la segunda gran polémica del año: los ataques de Telefónica a Google. Alierta se reafirmó en sus declaraciones y pidió regulación para fomentar la competencia entre los buscadores, al igual que ha sucedido con las telecos en el pasado. El modelo final, añadió, será el de compartición de ingresos entre buscadores y operadoras.