El financiero cívico
El presidente de Caja Navarra (CAN) lidera un modelo bancario diferenciado e innovador y promociona una gran fusión que podría agrupar cinco cajas interregionales
Dice Woody Allen, con su característica agudeza y sentido del humor, que le interesa el futuro porque es el lugar donde va a pasar el resto de su vida. El director general de Caja Navarra (CAN), Enrique Goñi, de 49 años, con toda seguridad comparte esa opinión para su entidad de crédito. Ahora, el futuro de CAN es presente y se llama Banca Cívica.
Esta misma semana, el civismo bancario ha generado cierto revuelo en el tradicional sistema crediticio español. Después de que la caja balear Sa Nostra decidiera no incorporarse al grupo, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ha dado por hecho que Caja Burgos, Caja Ávila y Caja Segovia se integrarán en Banca Cívica. Una incorporación que cuenta con la bendición del Banco de España.
De llevarse a cabo la fusión, las cajas castellanas aportarían la mayoría de activos, el 44% frente al 32% de CAN. Un hecho que puede despertar recelos y sensibilidades. Goñi, padre del proyecto cívico, se ha apresurado para dejar claro que las cuotas de poder en el nuevo grupo no se determinarían por esos porcentajes ya que "puede haber activos que valgan cero, aunque estén contabilizados con un valor mucho mayor".
El presidente de la Junta de Castilla y León ha dado por hecho que tres cajas castellanas se integrarán en Banca Cívica
No es extraño que Goñi no quiera delegar los mandos de Banca Cívica donde "ha comprometido sus propios valores" y en el que ha invertido "generosamente su tiempo", según explica José Manuel Ayesa, presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra. Un modelo creado por Goñi y que funciona bajo la filosofía "tú eliges, tú decides". El cliente, y no la caja, es quien elige en qué proyecto social invertirá el beneficio que la entidad ha obtenido con sus ahorros.
Banca Cívica es, sin duda, el proyecto en el que Goñi ha posado el horizonte de CAN, pero sobre todo el director general de la caja navarra es un hombre de resultados concretos. Desde su llegada a la entidad en 2002, las cuentas mejoran de año en año. El máximo responsable ha conseguido además imprimir su sello personal y diferenciar CAN de todas las demás.
El embrión de la futura entidad se inicia con la decisión de fusionar CAN con CajaCanarias, a través de una SIP: sistemas institucionales de protección. Ahora, hay una segunda operación también bajo está fórmula que, según explica Emilio Ontiveros, presidente de AFI, implica un remedo de matrimonio de cajas por lo civil en que los contrayentes conservan sus apellidos de soltero y mantienen su sede en su respectiva comunidad autónoma de origen, pero que les permite compartir recursos propios y prestarse garantías.
El resultado es un "mutante híbrido", como lo definen los propios directores generales de las entidades navarra y canaria y que como sugiere Miguel Sanz, presidente de la Comunidad Foral de Navarra, aporta una dimensión extraterritorial a los procesos de reestructuración. Una nueva dimensión que supone un nuevo reto.
Aunque Goñi ya está habituado a sortear obstáculos. El aterrizaje de Goñi en CAN no fue fácil. "A su llegada estuvo rodeado de dificultades porque es muy complicado modificar el comportamiento de un equipo humano ya constituido", señala en tono franco Ayesa. El empresario es, precisamente, una de las personas responsables de que Goñi dejara la dirección general del grupo de empresas MutuAvenir, en Barcelona, y volviera a su tierra, Pamplona, para tomar las riendas de una entidad anquilosada por la inercia. Entonces, Goñi tuvo la ocasión de desplegar con éxito muchas de las cualidades que le caracterizan, "perseverancia y trabajo". "Sin dejar camaradas en el camino", remacha Ayesa.
El balance de cifras que arroja CAN desde su llegada indica que la decisión no fue errónea. En 2003, los resultados eran de 65 millones de euros. Seis años después la entidad financiera dobla esos resultados, ocupa la sexta posición en el ranking de cajas, y es la décima en beneficios después de impuestos.
Juan José Toribio director del campus de Madrid de IESE y antiguo profesor de Goñi explica el cómo: posee una enorme imaginación y creatividad además de las necesarias dotes analíticas de un buen gestor. Ontiveros tampoco se sorprende de los buenos resultados de CAN bajo el tutelaje de Goñi: "es el directivo bancario que más ha hecho por diferenciarse de las otras entidades crediticias españolas" en un sector, además, donde eso resulta prácticamente imposible.
Los que conocen a Goñi saben que posee una gran energía que le permite llevar a cabo todo lo que se propone. Energía que el director de la CAN canaliza también con sus propias inquietudes personales. El banquero tiene una gran afición por la lectura de libros que transpiran filosofía de vida como El legado de Humboldt de Salul Bellow. Tiene, además, buen sentido del humor. Tal vez Woody Allen quisiera abrir una cuenta en Banca Cívica.