La crisis recorta la ayuda prometida de los ricos a los países más pobres
La crisis económica mundial ya ha impactado sobre la ayuda oficial al desarrollo prometida por los países más ricos, que en 2010 experimentará un incremento del 34% sobre las cifras de 2004 pero se quedará por debajo de las promesas iniciales.
Este año habrá un total de 107.401 millones de dólares procedentes de los países más desarrollados para ayuda a los más desfavorecidos, pero la cantidad es menor en 21.000 millones de dólares de lo prometido hace cinco años.
El drástico recorte se nota sobre todo en algunos países europeos que, según los datos que publicó hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se quedarán este año muy lejos de sus generosas promesas.
Alemania, Francia e Italia aplicarán una gran reducción en su Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y la situarán, respectivamente, en el 0,40%, 0,46% y 0,20% de su Producto Interior Bruto (PIB), frente al 0,51%, 0,61% y 0,51% prometidos, respectivamente, alertó la OCDE.
El secretario general del "club de los países ricos", Ángel Gurría, se refirió, sin citar sus nombres, a estos ejemplos de Estados europeos que repercutirán en 2010 el impacto de la crisis económica en las cantidades aportadas en concepto de ayuda oficial al desarrollo.
Gurría pidió a esos países que reconsideren sus planes de AOD aunque reconoció que "cuando uno reduce sus objetivos el déficit (de ayuda) se acumula" y resulta más difícil tanto volver a recuperar los niveles anteriores de ayuda como cumplir con las promesas lanzadas.
"Las necesidades de los países más pobres son ahora mayores", advirtió el máximo responsable de la OCDE, quien reconoció que las promesas se hicieron, hace cinco años, cuando aún se gozaba de bonanza económica.
La ayuda es "indispensable"
Gurría recordó que "la ayuda es, en muchos casos, indispensable, y en los países más pobres es fundamental" y aludió a que África sufrirá más que ninguna otra región el recorte en las promesas de ayuda porque dos terceras partes de lo que se dejará de donar iba destinado a ese continente.
Ejemplo de cómo afectará la crisis económica en Europa a las ayudas al desarrollo son los descensos previstos en 2010 no sólo en las tres de las grandes economías de la UE mencionadas, sino también en otros países como Austria (que del 0,51% pasará al 0,37%) y en Grecia (del 0,51% al 0,21%) o Portugal (la recortará del 0,51% al 0,34%), donde los necesidades internas son más acuciantes.
España, según los datos proporcionados por la OCDE, aplicará una menor reducción en su AOD en 2010: la mantendrá en el 0,51% de su PIB, frente al 0,59% inicialmente previsto, y aportará 5.652 millones de dólares (frente a los 6.925 millones de dólares que se calculó en 2005 que daría en el año actual).
Gurría aludió además a las consecuencias que la crisis económica está teniendo en los países que eran receptores de mano de obra inmigrante hasta el comienzo de esta etapa de recesión y mencionó concretamente el caso español.
El secretario general de la OCDE aludió específicamente al caso del sector inmobiliario español y cómo la reducción en la mano de obra empleada afecta a inmigrantes procedentes de países que son perceptores de ayuda oficial al desarrollo, que ahora se recorta, lo que además dificulta su regreso a los estados de los que proceden.
Los datos comunicados hoy por la OCDE reflejan también una reducción de la AOD en países no europeos, también afectados por la crisis, como Japón, que la situará este año sólo en el 0,20% de su PIB, aunque aquí el recorte es más reducido puesto que únicamente se había prometido que alcanzaría en 2010 un índice del 0,22%.
Uno de los pocos países que incrementarán realmente su ayuda oficial al desarrollo será Estados Unidos, el país que, en datos netos, es el mayor contribuyente mundial, con 24.705 millones de dólares previstos para 2010, por encima de los 24.000 millones de dólares pronosticados hace cinco años.
El porcentaje del PIB estadounidense dedicado a la ayuda al desarrollo subirá así hasta el 0,20%, dos décimas más de lo que las autoridades de aquel país prometieron cuando las perspectivas económicas mundiales aún no se cifraban sobre la base de la crisis.