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Proyectos

En 'el cesto' español caben herencia y porvenir

Una mirada cinematográfica en Shanghai para el pabellón de la próxima edición de la Expo Universal.

De la ciudad de nuestros padres a la de nuestros hijos. æpermil;se es el leitmotiv del pabellón de España para la próxima Exposición Universal de Shanghai 2010, que arranca el 1 de mayo. La SEEI (Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, responsable del desarrollo del proyecto) y los diferentes autores que han participado en la ejecución hacen un recorrido por la transformación vivida en el país y reflejada en la anatomía urbana para acabar planteando una pregunta: cuál debería ser el modelo español de hábitat.

A falta de las respuestas que traerá el porvenir, lo que sí han descifrado los tres directores cinematográficos implicados es cómo queda plasmado ese hilo conductor. El pabellón aparece dividido en tres salas. La primera de ellas corre a cargo de Bigas Luna, que abre con un viaje a los orígenes donde recuperar "el ADN de lo español", dicen los portavoces de la organización. El realizador apunta que ha trabajado con ciertos elementos, como lo atávico, lo primitivo, "que siempre me han fascinado". Desde Atapuerca (época representada con una piedra de sílex traída expresamente desde la sierra homónima) hasta el Guernica de Picasso, Bigas Luna (que también ha intervenido como pintor) traza un punto de partida para España, "de rompe y rasga".

Basilio Martín Patiño es el segundo interventor del trayecto. El director retrata desde lo entrañable el éxodo rural y la realidad actual del país. Para ello ha confeccionado "un carnaval de imágenes alborotadas que se van poniendo en orden. Eso es la memoria", remarca el salmantino. La banda sonora seleccionada: El retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla.

Por último, el pabellón cierra con la perspectiva de Isabel Coixet. La catalana presenta a Miguelín, "un bebé que sueña con su entorno" y a través del cual se articula el ideario para las ciudades que han de recibir nuestros hijos.

Existe también una plaza, que simboliza la vida en la calle como rasgo propio. Allí, además de los diversos actos programados, estará ubicado el bar de tapas de Pedro Larumbe.

Todo eso respecto a las tripas. Aunque si algo resulta llamativo en el pabellón español para la Expo es, sobre todo, la arquitectura y la apariencia exterior. La SEEI organizó en 2007 un concurso público en el que concurrieron 18 proyectos. A la postre, el Estudio Miralles-Tagliabue se llevó el gato al agua. Entre las características a subrayar está la utilización de un material tradicional, el mimbre, para recubrir íntegramente la fachada. De ahí que el recinto de España haya sido bautizado por los chinos como el cesto. Un esqueleto de 25.000 metros de tubo de acero soportará hasta 8.524 placas de esa fibra natural, que asimismo ejerce como un nexo cultural entre España y China -la artesanía de ambos países echa mano de este tejido-.

El pabellón tiene una superficie útil de 7.500 metros cuadrados -edificados sobre una parcela de 6.000- y ha contado con un presupuesto de 18 millones de euros. En los seis meses de duración del evento está previsto que hasta 30.000 visitantes transiten por él. Hasta la fecha, y mientras llega el veredicto del público, la participación patria -con ese juego de contrastes entre lo orgánico y las nuevas tecnologías- ha generado buenas expectativas.

La Exposición Universal de Shanghai es la primera realizada en un país emergente. Con ella, China pretende afianzar su proyección internacional después del éxito de los Juegos Olímpicos de Pekín (2008). El lema elegido para la ocasión ha sido Mejor ciudad, mejor vida, en referencia al reto global que representan hoy día las megalópolis.

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