Los controladores aéreos se han lanzado al contraataque. Se consideran chivos expiatorios de la mala gestión que ha hecho Aena y aseguran que la publicidad que el ministro ha hecho de sus sueldos no es más que una cortina de humo para tapar la verdad. Los controladores ponen en duda el afán conciliador del ente público, al que acusan de lanzar una guerra política en la que están usando a su colectivo como arma arrojadiza.