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Alonso a Ferrari y el regreso de Schumacher son claves

La Fórmula 1 echa mano de los clásicos para recuperar prestigio

La Fórmula 1 echa mano de los clásicos para recuperar prestigio
La Fórmula 1 echa mano de los clásicos para recuperar prestigioREUTERS

Es cierto que, por el camino, se han quedado nombres importantes, como Toyota, BMW o Honda, pero cuando este año arranque la nueva temporada de Fórmula 1 en la parrilla seguirán los clásicos: Ferrari, Mercedes, McLaren o Williams. Nombres sin los que la Fórmula 1 no sería lo que es. O al menos lo que ha sido, ya que el año pasado y también el anterior serán recordados como de los más funestos para la máxima competición del motor, un deporte que vive de la imagen, en la que los patrocinadores, los que pagan tantos excesos, lucen sus mejores galas en los monoplazas, los paddoks o la ropa que visten los pilotos. El escándalo protagonizado por Renault, aún pendiente de solución final, los casos de espionaje, la polémica figura de Max Mosley, las peleas en el seno de equipos punteros, la sorpresa de los difusores dobles, la crisis económica que ha provocado bajas en los patrocinadores y en los equipos...

Todo eso se puede olvidar una vez vuelvan a sonar los motores de los monoplazas cuando arranque la pretemporada. Para lograr diluir en el asfalto tanto alquitrán son necesarios elementos ilusionantes, que vuelvan a despertar la pasión por la velocidad más allá de interpretaciones reglamentarias. Y este año, los personajes clave son, básicamente, dos: Fernando Alonso y Michael Schumacher. El primero por su llegada a Ferrari. El segundo, por su vuelta a los circuitos de la mano de Mercedes, después de que las flechas de plata se hayan emancipado de McLaren.

La foto más esperada de los últimos meses en el circo era la de Fernando Alonso vestido de rojo. En la fiesta de cierre de temporada, que Ferrari celebró en el circuito de Cheste (Valencia), Alonso aún no pudo lucir el logotipo del cavallino rampante, ya que todavía le ligaba su contrato con Renault. Esta semana, con la presentación de los equipos de alta competición del motor del grupo Fiat -la Scuderia Ferrari y el equipo de Moto GP Ducati- finalmente Alonso apareció con la casaca roja. Alonso se declarar emocionado con su nuevo equipo, se deshace en halagos con los técnicos, a los que califica de más familiares que en el resto de escuderías en las que ha estado, y confía en triunfar en el que, afirma, será su último equipo.

En el rojo del equipo de invierno de Ferrari, llama de primeras la atención la presencia en un lugar destacado de Santander, el patrocinador que consiguió cuadrar el círculo: "el mejor equipo, el mejor piloto, el mejor banco", presumían desde la entidad que preside Emilio Botín. No es baladí ese orgullo. Sólo esta semana la imagen de Alonso ha recorrido todos los medios de comunicación posibles. Su foto, ya fuera bajando de un helicóptero a su llegada a Madonna di Campiglio, sobre una de las Ducati o en un trineo, donde el contraste con la nieve aún realza más el color, Alonso ha lucido la marca en un lugar bien visible. Sólo Shell, Bridgestone y la camuflada Marlboro (así como la deportiva Puma, proveedora oficial) compiten por destacar en el mono del equipo italiano. Los 200 millones por cinco años que pagará el banco serán rentables.

Sólo Michael Schumacher ha conseguido desviar la mirada de la estación de esquí italiana. El siete veces campeón del mundo está preparando su regreso a la competición con un bólido de GP2, la categoría inferior a la F1. En el trazado español de Jerez ha empezado a ejercitarse, aunque la verdadera prueba de fuego será cuando pueda ya rodar con el que sea su coche el año que viene. "Quiero ser campeón con Mercedes", ha dicho Schumacher.

Si el alemán recupera la forma con la que se ganó el sobrenombre del Káiser, el mano a mano con Alonso puede ser esencial para el deporte. En un segundo plano quedan, de momento, el actual campeón, Jenson Button, o su compañero de equipo Lewis Hamilton. Son la baza inglesa. En caso de que triunfe, Santander también estará ahí. Emilio Botín quiere que su marca esté con quien gane.

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