Un dulce con la mejor sorpresa del año
El roscón de Reyes pone el broche a las fiestas e inunda las confiterías
Llega el fin de la Navidad y el broche culinario lo pone el tradicional roscón de Reyes. Es uno de los dulces más cotizados en el día mágico de las fiestas, elaborado con tres ingredientes principales: huevos, harina y azúcar. Su tradición se remonta a las antiguas bacanales romanas, unos festejos paganos en los que se rendía homenaje a los dioses ante la llegada de la primavera y el año nuevo, fechado en el primero de marzo. Ya entonces, el bollo escondía una haba y a quien le tocaba se convertía en el rey de la fiesta, un título que le concedía libertad para cometer todo tipo de excesos.
A partir del año 300 d.C., la Iglesia tomó cartas en el asunto y puso orden en el jolgorio. Hizo coincidir el festejo con la fiesta de la Epifanía y poco a poco se fue extendiendo la receta del popular pastel por Europa. Con el paso de los años se fueron introduciendo modificaciones, como poner entre su masa una sorpresa infantil, o quien lo prefiera puede pedirle a los Reyes Magos que le coloquen un regalo en su interior. También se innova con el relleno, a base de nata, trufa, avellana, chocolate o mazapán.
La decoración de este dulce se ha sofisticado y se le han incorporado frutas escarchadas, almendras picadas o fileteadas, azúcar granulada y, por supuesto, ha de estar perfumado con gotas de azahar. De esta manera, el bollo entra por la vista y por el olfato, pero también por su sabor. Una recomendación para saborearlo mejor y apreciar su esponjosa textura: es preferible comprarlo en una pastelería con horno a adquirir un roscón industrial, ya que su masa queda bastante apelmazada. La oferta y la variedad de precios es amplia, va desde los 29 euros que cuesta el kilo de roscón en una de las pastelerías más afamadas de Madrid, El Horno de San Onofre (Tel. 915 329 060), a los 32 euros que cuesta el de 1,2 kilogramos en cualquier panadería de Cosmen & Keiless. Uno de los roscones más apreciados por los gastrónomos es el que sale del horno Isabel Maestre. La clave de su éxito radica en la calidad de las materias primas y en el cuidado del proceso de elaboración. El agua de azahar es natural así como todos los ingredientes que lo componen, como la mantequilla y la harina. Este año lo acompañan ya con el chocolate. Eso sí, a quien le toque la haba, paga el roscón.
Con los años, este bollo se ha ido sofisticando en su decoración