Se va el 2009, un año de paradojas

Se nos va 2009, un ejercicio en el que lo único dorado ha sido que el precio del oro ha marcado un máximo histórico detrás de otro. Un año en el que han caído algunos tabúes, como aquel de que la vivienda nunca baja o que los precios de los bienes y servicios que consumimos siempre suben.

Un año en que se ha llegado a una tasa de paro que ronda el 20%, con un mercado laboral segmentado, donde existe una discriminación clara entre los que tienen contratos fijos con indemnizaciones aseguradas y aquellos que, con contratos temporales, han sido expulsados fácilmente del mercado laboral o, directamente, les resulta casi imposible acceder, como prueba el hecho de que casi el 40% de los jóvenes menores de 30 años no logren encontrar empleo.

Un año en que el acceso al crédito ha sido fácil y barato para las entidades financieras, acudiendo al Banco Central Europeo, pero muy difícil y caro para los particulares y las pequeñas y medianas empresas. No ha sido así para las grandes, que se han podido financiar holgadamente acudiendo a los mercados de emisiones de deuda.

Un año, también, de paradojas en tanto que, mientras la economía real se derrumbaba mucho más que otras economías, la Bolsa española se revalorizaba casi un 30%, superando a la mayor parte de los mercados bursátiles del mundo desarrollado. Ha sido gracias a la especial composición del Ibex, donde las principales compañías son multinacionales con más sensibilidad a los beneficios de fuera de nuestras fronteras que a los de dentro.

En definitiva, paradojas que llegan hasta el clima, pues en plena toma de conciencia del calentamiento global estamos viviendo los días más fríos de las últimas décadas. Pero con todo, aquí estamos un año más en plenas Navidades para, como los peces del río, volver a beber y a brindar para que entre todos nos enfrentemos a los formidables retos que tenemos por delante y el 2010 sea un poco más próspero para todos. Felices fiestas.

Luis Peña Káiser. Consejero delegado de Fonditel Pensiones