Votos para el haraquiri de CCM
Uno de los episodios más determinantes, y sorprendentes, de la transición española fue la inmolación de las Cortes franquistas. Durante el otoño de 1976, Adolfo Suárez, recién nombrado presidente, y Torcuato Fernández-Miranda, presidente de las Cortes, se afanaron en convencer, uno por uno, a todos los procuradores para que aprobaran la Ley para la Reforma Política. Ese acontecimiento se convirtió en el haraquiri del franquismo y de su armazón institucional.
Cuatro décadas después, la cúpula directiva de Caja Castilla La Mancha (CCM) -intervenida por el Banco de España en marzo- está embarcada en un proceso equiparable: deben persuadir a los 150 consejeros generales que forman parte de la asamblea de la entidad de que aprueben el proyecto de integración con Cajastur, lo que, en la práctica, supondrá la liquidación de la caja.
Xabier Alkorta, director general del Grupo CCM, y Gorka Barrondo, director general de la caja, ya han comenzado la ronda de contactos con los distintos grupos representados en la asamblea (clientes, ayuntamientos, empleados, parlamento regional, entidades fundadoras e instituciones no públicas) para asegurarles que la fusión con la caja asturiana es la única alternativa viable.
Consecuencias de la fusión
Esta operación, avalada por el Banco de España, supone la cesión del negocio bancario de CCM a Banco Liberta, una filial de Cajastur. La caja manchega retendría la obra social, la cartera industrial (aunque su gestión correría a cargo de la institución compradora), así como un 25% de Liberta. Sin embargo, al perder su condición de entidad financiera, así como sus clientes, dejaría de ser una caja de ahorros para transformarse en una fundación.
En sus comparecencias públicas, Alkorta y Barrondo, así como el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, han asegurado que Liberta (que pasaría a llamarse Banco CCM) llevará su sede social a Castilla-La Mancha y seguirá comprometido con las familias y empresas castellanomanchegas. A fin de cuentas: "Cambiar todo, para que nada cambie", como recogía Lampedusa en El Gatopardo.
De momento, la mayoría de dos tercios que hace falta para aprobar el proyecto aún parece lejana. El PP no ha aclarado el sentido de su voto, mientras que los sindicatos lo condicionan a que se alcance un pacto laboral.
La cúpula de la caja se afana en lograr que la asamblea acepte la desaparición de la entidad