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Economía

Sólo 8.700 inmigrantes capitalizan el desempleo para volver a su país

Al cumplirse un año de la puesta en marcha del programa de Retorno Voluntario de Trabajadores Extranjeros no Comunitarios sólo 8.724 inmigrantes se adscriben a él para volver a su país. Apenas suponen el 10% de los beneficiarios potenciales, pese a que el plan incentiva la marcha con la capitalización del 100% de la prestación por desempleo. Los sindicatos explican que el colectivo prefiere pasar la crisis en España.

Cuando el desempleo comenzó a afectar masivamente a los trabajadores en España, a finales de 2008, el Ministerio de Trabajo e Inmigración decidió tomar medidas sobre uno de los colectivos más afectados: el de los extranjeros. Hace ahora un año, el Gobierno puso en marcha un programa de retorno voluntario para que los inmigrantes no comunitarios que perdieran su empleo pudieran volver a su país. El programa, que tiene carácter permanente, incluye, amodo de incentivo, que quienes se apunten reciban el 100% de la cuantía que les corresponda por su prestación de paro. Sin embargo, el número de extranjeros que lo han hecho apenas llega al 10%.

Aunque desde el Ministerio lo consideran "un buen resultado", lo cierto es que sólo 8.724 inmigrantes de los 87.000 potenciales beneficiarios han optado por cobrar el desempleo. El porcentaje es aún menor si se tiene en cuenta que en los últimos 12 meses el total de extranjeros no comunitarios que cobran el paro ha aumentado hasta las 153.000 personas.

La mayoría de ellos puede optar a cobrar la prestación, de la que reciben un 40% al solicitarlo en España y el 60% restante en su país de origen. Para ello, los estados han de suscribir un convenio con la Seguridad Social, lo cual se cumple en una veintena de países, la mayoría de Latinoamérica. De hecho, por nacionali dades, el 44% de los beneficiarios son ecuatorianos, seguidos por los colombianos (18%) y argentinos (9,7%).

De media, la prestación recibida por quienes se han acogido al programa es de 9.148,27 euros, lo que ha supuesto el pago de 52 millones de euros. Trabajo ha destinado 3,5 millones adicionales a subvencionar el viaje de regreso a 3.700 de los desempleados. Por otra parte, casi 1.600 familiares de los inmigrantes decidieron acompañarles en su regreso.

Tres años sin poder regresar

La medida fue una de las primeras iniciativas de Celestino Corbacho, que llegaba al Ministerio para cambiar la política de Inmigración. Los sindicatos, por su parte, denunciaron desde el inicio la ineficacia del sistema. æpermil;ste impone a quienes se acojan a él esperar tres años antes de poder regresar a España, lo que ha desalentado a muchos.

"Los inmigrantes vienen a España a buscar trabajo porque no lo tienen, y es difícil que quieran regresar", sostienen desde CC OO. "La crisis no sólo se vive aquí, también la sufren en sus países de origen", añaden. "Poner un puente de plata no significa que lo quieran cruzar", ilustran en UGT. Los sindicatos destacan que nadie espera que la recesión o el paro masivo dure tres años, y que la mayoría prefiere esperar en España a que escampe la tormenta. "El plazo de prohibición es excesivo, por lo que la oferta no resulta atractiva", argumenta Carmen González, especialista en inmigración del Instituto Elcano.

Además, con una tasa de cerca del 30% de paro inmigrante, el colectivo al que va dirigida la medida no deja de ser uno de los mejor situados. Se trata, a fin de cuentas, de parados con cobertura, que tienen derecho a percibir una prestación mensual por desempleo.

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Programas de retorno contra la crisis

Desde hace años, multitud de países han adoptado programas sociales para ayudar a los inmigrantes con problemas a regresar a sus países de origen. En España, esta iniciativa depende del Ministerio de Trabajo e Inmigración y es gestionada por Organizaciones No Gubernamentales. Durante este año, 3.160 extranjeros se han acogido al plan, que sufraga el coste del viaje a quienes no tienen recursos suficientes. La cifra supera con creces los 1.821 beneficiarios de 2008 y los 1.184 inscritos en 2007, debido fundamentalmente al impacto de la crisis. También el gasto se ha duplicado en doce meses, hasta los seis millones de euros. En paralelo, y ante la avalancha de desempleados, el Gobierno sumó el pasado año el nuevo programa que permite capitalizar el paro."Los planes incentivados de retorno para inmigrantes ya aparecieron durante la crisis del petróleo en los años setenta", explica Carmen González, especialista en inmigración del Instituto Elcano. "Se han vuelto a reproducir durante la actual recesión", expone. Según cuenta, los más parecidos al modelo español son los que se han creado en Japón y en la República Checa. "En el primer caso se abonan 3.000 dólares a todo el que quiera marcharse, más 2.000 dólares por cada familiar dependiente, y un extra si les queda prestación por desempleo". Su éxito, sin embargo, no ha sido el esperado. "Como en España, se les prohíbe volver en tres años", ilustra. El plan checo, por su parte, cubre el coste del viaje y da 500 euros al inmigrante que se marche, más 250 euros por cada hijo menor. "Allí no hay una restricción temporal, pero pierden todos sus privilegios si deciden regresar. Han de empezar de cero", señala. De los 4.000 destinatarios, se han apuntado la mitad.

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