Van Rompuy será el nuevo presidente de la UE
El belga Herman Van Rompuy será el primer presidente estable de la Unión Europea y la británica Catherine Ashton la nueva responsable de la política exterior comunitaria, según confirmó a Efe el portavoz de Van Rompuy, Dirk De Backer.
Los jefes de Estado y Gobierno de los Veintisiete estaban debatiendo la propuesta en la cena en la que deben manifestar su opinión sobre ambos nombramientos, que finalmente se ha producido.
El hasta hoy primer ministro belga Herman Van Rompuy es un político moderado, discreto y experto en lograr compromisos imposibles en un país tradicionalmente sumido en periódicos enfrentamientos entre las comunidades flamenca y valona. Su nombramiento como presidente permanente de la Unión Europea amenaza pues con abrir una nueva crisis en el siempre frágil equilibrio político belga.
Defensor de un presidente de la UE que no altere el "equilibrio" institucional de la Unión y proporcione "estabilidad" al Consejo Europeo, Van Rompuy sorprendió durante una rueda de prensa junto al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y al primer ministro húngaro, Gordon Bajnai, como escritor de 'haikus', poemas cortos japoneses a los que es aficionado.
Sus detractores le reprochan, en cambio, ausencia de notoriedad en la escena internacional, falta de carisma, su tendencia federalista y su oposición a la entrada de Turquía en el club comunitario, idea que defendió en un discurso pronunciado en 2004. "Turquía no forma parte de Europa y nunca lo hará", dijo entonces.
Este democristiano de 62 años es licenciado en ciencias económicas, formó parte del Gobierno de Jean Luc Dehaene a partir de 1993 como viceprimer ministro y titular de Presupuesto, cargos que mantuvo hasta 1999, fecha en la que su partido, el Cristiano Democráta Flamenco (CVP), pasa a la oposición por primera vez en 50 años.
En agosto de 2007, el Rey Alberto II le pone al frente de una misión de exploración para buscar una solución a la crisis de Gobierno que vive el país tras las elecciones de junio de ese mismo año. Y tres meses más tarde le encarga adoptar iniciativas para poner en marcha un diálogo intercomunitario.
Van Rompuy volvió a tener protagonismo cuando la justicia belga acusó al entonces primer ministro Yves Leterme de presionar a los jueces para que no frenaran la operación de venta del banco Fortis, escándalo que provocó la caída del Gobierno federal.
El nombre de Van Rompuy surgió como el único capaz de suscitar el consenso de todos para convertirse en nuevo primer ministro, cargo al que accedió en diciembre de 2008 y en el que ha dado al país la estabilidad que no había tenido en más de año y medio de desorden gubernamental.
Catherine Margaret Ashton
La británica Catherine Margaret Ashton, de 53 años, es la actual comisaria de comercio de la Comisión Europea.
Hasta asumir su labor como comisaria, fue miembro laborista en la Cámara de los Lores, Presidenta de la Cámara de los Lores y "Lord President" del Consejo en el primer Gabinete de Gordon Brown en junio de 2007.
Tiene una escasa experiencia diplomática y no ha ocupado puestos relevantes en los diferentes gobiernos laboristas, donde se ha encargado básicamente de tareas relacionadas con empleo, igualdad, salud, justicia y libertad. Nunca ha estado al frente de la diplomacia británica.
Esta laborista británica de 53 años es economista de formación y ostenta la cartera de Comercio desde octubre de 2008, cuando sucedió a su compatriota Peter Mandelson, que regresó a Londres para unirse al Ejecutivo de Gordon Brown. Ashton se convirtió entonces en la primera mujer británica en ocupar un asiento en la Comisión Europea.
Antigua presidenta de la Cámara de los Lores, ha jugado un papel clave en la adopción del Tratado de Lisboa por parte de Westminster. Está casada y tiene dos hijos.
En tanto que Alta Representante de la Política Exterior europea, tendrá a su cargo un servicio exterior que contará con una dotación económica de 50.000 millones de euros hasta 2013, unos 5.000 funcionarios y la red de delegaciones de la Comisión Europea.
A medio plazo, aspira a rivalizar en importancia con el propio servicio diplomático norteamericano y es una de las novedades que incorpora el Tratado de Lisboa para asistir a la jefa de la diplomacia europea, que verá sus poderes reforzados al ser también vicepresidenta de la Comisión Europea.