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Análisis

A veces es tarde aunque la dicha sea buena

La fusión de Iberia y British Airways va en serio esta vez , lo menos que se puede afirmar es que llega con retraso; un retraso que, según el punto de referencia en las largas relaciones de ambas empresas, puede incluso estimarse en más de una década. A veces es tarde, aunque la dicha sea buena.

Tanto Iberia como British se encuentran hoy en una posición muy delicada en sus respectivos mercados y la simple suma de sus capacidades no es garantía suficiente como para dar solución a los retos que plantean sus costes elevados y la competencia de las aerolíneas de precios baratos y la gran ventaja que les ha sacado sus competidores directos Air France-KLM y el conglomerado de aerolíneas que se desenvuelven en la órbita del gigante alemana Lufthansa y el grupo global Star Alliance.

Si bien en el último año Iberia parecía haber ganado el derecho a la tan demandada "fusión entre iguales", las sensaciones que se perciben en las últimas semanas parecen indicar que los avances en la gestión del proceso de fusión que desde hace cuatro meses capitanea Antonio Vázquez, se han logrado a base de rebajar las ínfulas de paridad real que había mostrado su antecesor en el cargo, Fernando Conte.

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