Telefónica reclama al Gobierno eliminar las trabas a la deducción del fondo de comercio
Mientras Bruselas saca los colores a España por sus ayudas fiscales a la internacionalización de las empresas, una compañía que en teoría podría beneficiarse de ellas, Telefónica, asegura que la interpretación de Hacienda impide su aplicación efectiva y reclama que se quiten las trabas internas a la deducción del fondo de comercio por compras en el exterior.
La multimillonaria compra de O2 por parte de Telefónica contribuyó mucho a encender el debate. Deutsche Telekom también tenía a la operadora británica en el punto de mira, pero la española pujó más fuerte y la quitó del camino con una oferta de 26.000 millones de euros. Incapaz de reaccionar por la vía financiera, la perdedora inició una campaña en contra de la normativa fiscal española, que permite la deducción en la base imponible del fondo de comercio que se genera con la adquisición de empresas en el extranjero. ¿El argumento alemán? Supone un beneficio ilícito que da una ventaja anticompetitiva a las empresas españolas.
Las compras de Santander en Reino Unido contribuyeron a alimentar la polémica, pero la gota que colmó el vaso fue la adquisición de Scottish Power por parte de Iberdrola.
La Comisión Europea abrió una investigación, que acaba de concluir. Bruselas considera que la normativa fiscal es una ayuda de Estado ilegal. Pero sólo obliga a devolver los incentivos a partir de diciembre de 2007, lo que en la práctica legaliza todas las ayudas anteriores, que comenzaron a aplicarse en 2002.
La conclusión directa es que Telefónica tiene carta blanca comunitaria para deducirse el fondo de comercio generado con la compra de O2, a razón de un 5% anual a lo largo de 20 ejercicios, porque la adquisición data de 2006. La paradoja es que España, el país que ha sido culpado internacionalmente por ayudar ilícitamente a sus empresas, se lo impide.
La clave está en la interpretación que está haciendo la Dirección General de Tributos del artículo en cuestión de la Ley del Impuesto sobre Sociedades. La norma establecía varios requisitos para su aplicación, como que la transacción conllevara cierto grado de influencia en la empresa adquirida -de ahí que hubiera que comprar más de un 5%- o que la inversión tuviera carácter productivo. Y aquí es donde ha surgido el conflicto.
Inversión productiva
Hacienda ha adoptado una interpretación por la que considera que las empresas holding no tienen el carácter productivo requerido, aunque sean las tenedoras de las acciones de compañías que sí lo poseen. Y por eso Telefónica no tendría derecho a deducirse el fondo de comercio de O2, porque compró la matriz del grupo, la sociedad cotizada, de la que dependen las filiales productivas: las operadoras de Reino Unido, Alemania e Irlanda. En cambio, si hubiera comprado directamente las filiales -algo imposible con la estructura societaria de O2- no tendría ningún problema.
Telefónica está en contra de esta interpretación. Y más ahora, cuando, según su criterio, la posición adoptada por Bruselas legaliza las ayudas fiscales a las compras realizadas antes de diciembre de 2007, según fuentes de la firma.
La operadora no está sola en esta petición, a la que se han unido otras empresas de relevancia.
Y es que en juego están cantidades milmillonarias. La compra de O2 costó 26.000 millones y generó un fondo de comercio contable -la diferencia entre el precio de compra y el valor razonable- de más de 9.000 millones. Hay que tener en cuenta que la deducción no se aplica a esta cifra, sino al fondo de comercio fiscal, con una fórmula de cálculo diferente y más restrictiva que el contable. Telefónica no ha revelado su cuantía.
Pese a la postura del fisco español, la operadora ha decidido aplicarse la deducción fiscal por fondo de comercio, convencida de la validez de su argumento y de que, antes o después, Hacienda cambiará de opinión. En los tres ejercicios transcurridos desde la compra de O2, la compañía ha pagado menos impuestos. Lo que no ha hecho es llevar a su cuenta de resultados el beneficio de esta deducción. Fuentes de la compañía aseguran que se ha adoptado la máxima prudencia contable, que consiste en no reconocer beneficios que puedan ser cuestionados.
Y se ha hecho por varios motivos. La investigación de Bruselas, que podría haber exigido la devolución de la deducción, ha sido el principal, pero cuando este extremo se ha solucionado, la postura de Hacienda impide el reconocimiento. Por eso, Telefónica reclama a la Administración un cambio de criterio cuanto antes, según fuentes de la teleco. Las reuniones a alto nivel para ello son constantes y la solución podría conocerse este mismo año.
Un beneficio extra potencial millonario
Si la Administración mantiene su criterio e impide a Telefónica y otras compañías como ella deducirse el fondo de comercio fiscal, las cuentas de la operadora no variarán. Telefónica tendrá que pagar los impuestos no abonados y habrá una salida de caja, pero no tendrá que ajustar sus beneficios, porque nunca los reconoció.Pero si, como se espera, Hacienda cambia su interpretación, Telefónica aflorará de una vez en sus cuentas los beneficios fiscales obtenidos desde 2006, lo que disparará sus ganancias.El reconocimiento podría ser este mismo año, si hay cambio de opinión administrativo, con lo que los resultados de 2009 serán superiores a los previstos. Y a partir de ahí, a Telefónica le quedarían 16 años más para deducirse de forma completa, fiscal y contablemente, el fondo de comercio.