"España no puede darse el lujo de perder la industria del metal"
Javier Targhetta (Madrid, 1948) preside Eurometaux, la patronal europea de la industria metalúrgica no férrea, que agrupa a empresas como Alcoa, Asturiana de Zinc o Atlantic Copper, de la que es presidente. Reclama un campo de juego "justo y equilibrado" respecto a los competidores no europeos para evitar deslocalizaciones.
¿Cómo se ha visto impactado el sector por la crisis?
No nos hemos escapado de ella. Ha habido descensos de la demanda en Europa, en algunos casos tremendos. Los metales son un componente clave para la construcción, que ha sufrido en algunos países un parón dramático, como en España. La caída de la demanda mundial en el sector ha sido de una media del 5% al 10%, dependiendo de qué metales. Pero hay unas variaciones tremendas entre países. Hemos observado durante algunos meses caídas del 30% en Europa y EE UU, por ejemplo.
¿Cuáles son las perspectivas de recuperación?
El horizonte a corto plazo todavía es incierto. Pero somos enormemente optimistas a largo plazo respecto al cobre y otros metales, ya que creemos que son materiales del futuro, imprescindibles para la calidad de vida, sostenibles y reciclables. Para el año que viene, creo que no va a seguir cayendo la demanda y que es posible que se produzca una cierta recuperación. Tengo mucha confianza en países como China o India. En Japón y EE UU están ya apostando por una salida de la crisis en 2010.
En Europa, países como Alemania o Francia también es posible que se incorporen a ese tren. Ambos protegen su industria como componente clave de su economía. Además, Francia tiene un esquema de generación eléctrica basado en la nuclear que le da una ventaja competitiva espectacular. En España la recuperación será más tardía por el enorme peso de la construcción en la economía. Así que, cuanto antes se adopten medidas, antes se saldrá de la crisis. Esto supone resolver el acceso al crédito de una forma definitiva, sanear el sector financiero, flexibilizar el mercado laboral y cumplir la legislación en este ámbito, y una política fiscal que incentive la inversión y el consumo.
¿Qué efectos está teniendo la energía sobre su competitividad?
La industria europea tiene elementos que frenan su competitividad y que estamos dispuestos a asumir, como las exigencias medioambientales y de salud. Pero lo que no podemos asumir es la falta de competitividad en todos los componentes de nuestros costes, porque entonces desapareceremos de Europa.
En el caso de la energía, tenemos que ser competitivos respecto al resto de países con los que competimos. Pero además es imprescindible que podamos predecir cómo va a ser a nuestra estructura de coste en cinco años. Porque si no, nuestros inversores no van a invertir en Europa. Y ahora no tenemos un horizonte a largo plazo con una estabilidad mínimamente razonable como para apostar. Y esto es un riesgo claro de deslocalización de la industria europea y española.
¿Pero existe un riesgo real de deslocalización?
Absolutamente real. Hay industrias para las que el coste energético supone más del 50% de su estructura de costes. Y el impacto indirecto de los sobrecostes del CO2 a partir de 2013 puede no ser soportable. La UE ya tiene conciencia de este problema y sería una oportunidad magnífica aprovechar la presidencia española. España es un país donde la presencia de la industria de los metales es enorme, sobre todo en los sectores más importantes (aluminio, cobre y zinc), con lo más florido de la industria mundial, como Alcoa, Asturiana de Zinc o Atlantic Copper. Tenemos una industria metalúrgica no férrea de gran relevancia que España no puede permitirse el dudoso lujo de perder.