Lagunas en el modelo energético
La mitad de las placas solares instaladas en 2008 en el mundo se montaron en España, y ya en el primer semestre de este año el 28% de la generación energética tuvo origen renovable cuando el objetivo era alcanzar el 20% en 2020. Ambas circunstancias se han acelerado como consecuencia del sobreestímulo financiero al montaje de este tipo de instalaciones, que absorbe ya cerca de 5.000 millones de euros al año y que supone que se pague por este tipo de energía hasta diez veces el precio medio de la generación. Dado que el sistema de bonificaciones a este tipo de generación energética renovable permanece durante 25 años, la sombra de su coste se convierte en un mecanismo imparable para cebar una burbuja de tamaño no calculado, salvo que se pongan barreras razonables.
La inmensa masa de subvenciones termina encareciendo la tarifa final, que pagan los consumidores o se financia a largo plazo como déficit fiscal. Ayer el consejero delegado de Gas Natural-Fenosa, Rafael Villaseca, abogó acertadamente por atajar esta sangría y buscar una fórmula que respete el medio ambiente, pero sea competitiva para la industria, tanto generadora como consumidora. Eso supone no despreciar ni una sola de las fuentes de generación, tanto por precio como por seguridad de suministro, incluida la nuclear.
