El banquero tecnológico
El nuevo consejero delegado de BBVA defiende, como González, el uso de la tecnología como arma para cambiar la banca. También cree en las compras para crecer
Es el gran desconocido para los círculos económicos, pese a llevar 18 años en BBVA y tener una trayectoria fulgurante en el grupo, donde ha desempeñado un amplio abanico de cargos desde que llegó a Argentaria en 1991, con Francisco Luzón como presidente del entonces banco público. Representa a las nuevas generaciones de banqueros, sin el glamour que parecía poseer este selecto oficio hace unos años, pero con una preparación financiera y tecnológica que le permite sentarse tanto en el sillón de consejero delegado de un gran grupo financiero, como es el caso, como en el de una multinacional informática. Y eso es lo que ha cautivado a Francisco González, presidente de BBVA y principal artífice del nombramiento de Cano como número dos del grupo financiero.
En el banco, de hecho, siempre se ha considerado a Cano un hombre de confianza del presidente.
Y es que pese a que dicen que González no se casa con nadie, todos los que han trabajado codo con codo con Ángel Cano aseguran que desde que el presidente de BBVA llegó a Argentaria en 1996 congeniaron. Lógico, dicen sus compañeros de trabajo. "Ángel es un seductor. Es afable, muy fácil en el trato, intenta aprenderse el nombre y el apellido de todas las personas que pueden de alguna forma depender de él, aunque apenas tengan trato como consecuencia de su cargo. Incluso busca apelativos cariñosos para cada persona de su entorno. Nunca te hace sentir inferior a él", asegura un compañero incondicional.
Los ejecutivos que han trabajado con él, no obstante, coinciden. Pese a que las definiciones que hacen de él parecen sacadas de un manual del buen gestor, todos resaltan las mismas características. "Respalda a los equipos y sabe sacar de cada uno lo bueno que tiene", resalta gran parte de las personas que han estado vinculadas a Ángel Cano en los años que lleva trabajando en BBVA.
Pero como todos, tiene sus detractores. "Es muy inteligente y tiene una gran capacidad de aprendizaje, pero ahora su papel es muy diferente a los que había desempeñado hasta ahora. Nunca ha tenido bajo su responsabilidad el día a día de la banca comercial. Sustituir a José Ignacio Goirigolzarri es un gran reto", asegura un ejecutivo del sector que como es lógico prefiere permanecer en el anonimato.
Otro directivo bancario coincide. "Tiene un gran reto por delante. No es un buen momento para realizar cambios en la cúpula de un gran banco, y menos para sustituir a un reconocido consejero delegado en un momento de crisis financiera y económica, aunque el sustituto sea muy bueno".
Nació en Santander en 1961, y pese a tener 48 años aparenta incluso 10 años más joven, de ahí también la sorpresa de algunos ejecutivos cuando el martes se anunció la salida de Goirigolzarri de BBVA y el nombramiento de Ángel Cano como su sustituto. "Pensábamos que era mucho más joven", asegura algún directivo despistado.
Durante sus 18 años en el segundo grupo financiero ha desempeñado diversos puestos de responsabilidad, especialmente en el área financiera y en gestión de recursos humanos y tecnología, desde donde ha impulsado los planes de transformación del banco en los últimos años.
Inició su andadura profesional en Arthur Andersen, donde trabajó durante siete años y se especializó en la rama financiera. Se incorporó a Argentaria como director de intervención general. En 1998 se incorporó al comité de dirección del banco y en 2000 accedió al del nuevo grupo BBVA. Tres años después pasó a ocupar la dirección de recursos humanos y servicios y en 2005 incorporó también la dirección de tecnología.
Ha sido el impulsor del plan de transformación global del grupo, con ambiciosos objetivos de rentabilidad y de eficiencia. También fue el responsable del proyecto Equipo en 2003, por el que desapareció el concepto de director general en el banco y se pasó de 150 directivos a 2.000 al incorporarse todos los de las filiales internacionales. Pese a su comprensible inexperiencia en banca comercial, Cano, hombre al que le gustan los retos y los deportes que requieren gran entrenamiento y esfuerzo, cuenta con el apoyo de González, y un equipo en el comité de dirección constituido a su medida. Una situación muy distinta a la de Goirigolzarri, quien cada vez contaba con menos personal de su confianza.
Le gusta correr, y todos los días a las 22.00 horas se pone su chandal e intenta relajarse así de sus maratonianas jornadas. Será por eso que hace dos años se apuntó al Maratón de Madrid, y se ha convertido en un adicto a estas carreras. También esquía, siempre con su mujer y sus dos hijos. Y en verano prefiere sumergirse en las profundidades marinas.
Pero si hay algo que le apasiona realizar con su familia es viajar. Ha estado en los cinco continentes. Este verano fue a Australia. Le gusta el fútbol. Es del Atlético de Madrid y también del Racing, equipo de su ciudad natal.
Una de las características que más le une a González es su ciega defensa de la tecnología y la innovación. Es un absoluto creyente del banco del siglo XXI. Defiende que el futuro del sector pasa por estos dos conceptos. Pero antes, Cano busca junto a su presidente una presa internacional para crecer, aseguran fuentes del banco. EE UU y Reino Unido son los países elegidos por el grupo para aumentar su dimensión.