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A fondo

Las cajas reclaman fusiones interregionales

Ibercaja y Cajasol son las mejor colocadas para absorber CCM

Las declaraciones del presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, el pasado miércoles, criticando a los Gobiernos autonómicos por dificultar las fusiones interregionales de las cajas de ahorrosno obedecieron a un impulso repentino.Como tampoco lo era su reproche a las autonomías que tienen previsto recurrir ante el Tribunal Constitucional el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) -Andalucía, Extremadura, Galicia, Cataluña y Madrid-. Era una reflexión compartida por el conjunto del sector.

Quintás estaba arropado por el resto del sector, cuyos máximos representantes, como presidentes y directores generales, se habían trasladado a Granada, donde se celebró el último consejo de administración de la CECA. Y es que todas las cajas están de acuerdo en que una de las mejores vías para reestructurar el sector pasa por realizar fusiones interregionales. Eso no significa que todas prefieran unirse a una entidad de otra región, como tampoco significa que todas estén dispuestas a acudir al altar. Pero sí quieren que se eliminen las barreras: no ya legales, que no existen, sino las políticas.

"Es ridículo. Todos estamos hablando con todos. Todos nos miramos de reojo. Y todos sabemos que tarde o temprano tendremos que abordar una fusión. Pero sabes cual sería el desgaste de fusionarme con la otra caja de mi región. Lo mejor es una fusión interregional. Pero es imposible. Un gobierno u otro o los dos lo impiden. Y todo se queda en el papel", se lamenta un presidente de una de las mayores cajas del país. Su queja es generalizada. "Teníamos diseñada una fusión de libro. Sin duplicidades. Ya lo habíamos hablado con el Banco de España, y estábamos en la fase de entregarle un borrador del proyecto. Pero no pudo ser". El que realiza estas afirmaciones es otro presidente de una caja mediana española. Su proyecto era unirse con otra entidad de una comunidad autonómica colindante.

"Es tan complicado que estoy convencido de que seguiremos hablando aún varios años de la posibilidad y de proyectos para fusionar cajas de diferentes regiones sin lograrlo. Alguna pequeña excepción puede producirse, pero será eso, la excepción", declara otro destacado ejecutivo de una de estas entidades. Pese a este desánimo del sector, provocado por las trabas de los gobiernos regionales, las cajas insisten. Diseñan proyectos y lo presentan silenciosamente. Los presidentes de estas instituciones quedan, comen o cenan casi clandestinamente para hablar de fusiones, pero saben que poco pueden hacer. Uno de los últimos que acaba de fracasar de forma más ruidosa en su intento por unirse a otra entidad de otra comunidad, ha sido Cajamurcia con Cajasur.

Pero el presidente de la institución murciana, Carlos Egea, no ceja en su intento. Los cortejos entre Cajamurcia y la alicantina Caja del Mediterráneo (CAM) es muy posible que no terminen ni siquiera en noviazgo, de ahí los desmentidos o matizaciones de ambas entidades. Pese a ello varias fuentes insisten. Entre ellas existe una atracción que se ha despertado en las últimas semanas. También con la balear Sa Nostra. Sería la gran caja mediterránea. Una entidad a tres bandas y de distinto color político, "un proyecto abocado a quedarse en un cajón incluso antes de tomar forma", señala uno de los ejecutivo financieros más veteranos en el sector de cajas.

En Cataluña, comunidad en la que el mapa financiero está sufriendo la mayor revolución del sector, se ha optado por las fusiones regionales. Cuatro de sus 10 cajas, -Girona, Manlleu, Sabadell y Terrassa-, cuentan con un proyecto de fusión muy avanzado. El proceso protagonizado por Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa se encuentra más estancado. Al margen de ambos proyectos quedan dos entidades de menor tamaño, Caixa Laietana y Caixa Penedés, además del gigante de La Caixa. Varias fuentes de sector aseguran que el presidente de Caixa Penedés prefiere una fusión interregional, "pero hasta ahora no lo ha planteado abiertamente", señalan fuentes cercanas a su consejo. Lógico, dado el rechazo generalizado de los gobiernos autonómicos a estas operaciones pese a que en varias ocasiones sus declaraciones pueden sonar tan ambiguas que confunden.

Mientras, Caja de Castilla La Mancha (CCM) sigue su periplo en busca del mejor postor. Gran parte de las entidades que pueden asumir su absorción han recibido ya la documentación destripando sus interioridades. Hasta hace poco las candidatas eran BBK, Ibercaja, Cajasol y Cajamurcia. Pero el número se ha reducido a dos: Ibercaja y Cajasol. Aunque no es definitivo.

BBK y Cajamurcia parece que han desistido de competir por CCM. Una de las razones que podría haber empujado a la primera caja vasca a abandonar la idea de pujar por la castellano manchega se debe a la fórmula en la que tendría que absorberla, lo que implicaría que una parte de la asamblea de CCM se incorporaría a la de BBK.

Otra de las fusiones que en Galicia dan por cantada es la de Caixa Galicia y Caixanova. La Xunta había encargado un estudio para comprobar la viabilidad de esta operación, cuya conclusión estaría en octubre. Ambas cajas también han realizado sus informes, lo mismo que sus más directos competidores, como Banco Pastor. En todos ellos el cierre de oficinas y el excedente de plantilla supera las previsiones. Por cierto: si esta fusión se lleva a cabo, Quintás no será el presidente, como se afirma en círculos financieros gallegos.

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