El FMI pide a los gobiernos que comuniquen claramente cuándo terminarán las intervenciones
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aconsejó hoy a los gobiernos que comuniquen claramente a los mercados cuándo comenzarán la retirada del apoyo extraordinario que han dado al sistema financiero y cómo se llevará a cabo ese proceso.
Aunque el entramado financiero mundial aún no funciona plenamente, el FMI quiere que los países se pongan ya a elaborar sus planes para terminar las intervenciones públicas más profundas desde la Gran Depresión (1929), según las denominó el propio organismo.
Su principal recomendación -contenida en el Informe de Estabilidad Financiera Mundial, que fue divulgado hoy parcialmente- es que los gobiernos sean lo más abiertos posible para no asustar a unos mercados que se han acostumbrado a la mano protectora del Estado.
"La comunicación clara sobre el desmantelamiento (de las medidas) -no limitada a cuándo comenzará, sino referida también a cómo está pensado el proceso en su totalidad- es importante para conservar la estabilidad del mercado y manejar las expectativas", dice el informe.
El FMI trasmitirá ese mensaje a los jefes de estado del G-20, que se reunirán los próximos 24 y el 25 de septiembre en Pittsburgh (EE UU), una cumbre para la que el organismo multilateral ha preparado gran parte del análisis técnico.
En una reunión preparatoria, los ministros de Finanzas del Grupo anunciaron que mantendrán las medidas fiscales y monetarias expansivas "hasta que se afiance la recuperación".
No obstante, todos son conscientes de que la intervención pública no puede mantenerse indefinidamente y, ante las señales de mejoría económica, el momento de retirarla se acerca.
En su informe, el FMI evaluó positivamente en general las medidas adoptadas por los gobiernos, pues gracias a ellas los precios de algunos de los instrumentos financieros problemáticos han comenzado a estabilizarse y la emisión de deuda está repuntando.
El organismo estimó que las inyecciones de liquidez en los mercados fueron especialmente útiles al principio de la crisis, mientras que cuando se constató de que el problema de algunos bancos era en realidad de solvencia, las acciones para recapitalizarlos y la compra de activos lograron "aliviar el riesgo crediticio".
El FMI recomendó cooperación para retirar los billones de dólares que sustentan el sistema financiero en Estados Unidos y Europa en particular, de forma que el dinero no migre del país que para el apoyo al que aún lo mantiene, en forma de garantías públicas a las emisiones de deuda bancaria, por ejemplo.
El FMI también dedicó un capítulo de su informe a la titulación, denigrada por muchos como uno de los factores que precipitaron la crisis.
La institución afirmó que su aumento "galopante" entre 2005 y 2007 fue consecuencia de unos incentivos malévolos.
Los emisores y las calificadoras de riesgo sobrevaloraron los títulos, los banqueros ganaban bonificaciones cuantas más emisiones hacían, sin importar la calidad verdadera de los activos, y los inversores no hicieron sus deberes antes de comprar los papeles, según el FMI.
Pero la institución aún cree que la titulación, hecha con cuidado, aumenta el crédito y facilita la gestión del riesgo.
Por ello, advirtió de que si el proceso de titulación no vuelve a ponerse en marcha, se prolongarán los problemas de los bancos para obtener crédito y el sector público "tendrá que continuar cubriendo esas brechas".
Para minimizar el peligro del proceso, el FMI pidió más transparencia en las calificadoras de riesgo, así como unas normas contables más estrictas y un mayor nivel de capitalización en la banca.
También respaldó la idea sugerida en EE UU y Europa de obligar que los emisores de títulos se queden con parte de ellos, de forma que tengan un incentivo para valorarlos correctamente.
El FMI reconoció que aplicar todas estas medidas al mismo tiempo podría hacer tan costosa la titulación que nunca resurgiría, por lo que aconsejó realizar estudios de su posible impacto antes de ponerlas en práctica.