La reelección de Barroso abre la carrera por los puestos claves de la CE
Francia y España podrían hacerse con el control del área económica
Con 382 votos a favor, 219 en contra y 117 abstenciones, el Parlamento Europeo aceptó ayer la reelección de José Manuel Durao Barroso (Lisboa, 1956) como presidente de la Comisión Europea, cargo que ocupa el portugués desde 2004.
"Asumo esta confianza como un honor, con mucha ilusión y con un gran sentido de la responsabilidad", agradeció Barroso visiblemente emocionado y, por una vez, en su lengua materna.
Su nombramiento marca el inicio de una carrera entre las capitales por hacerse con las carteras más preciadas de la futura Comisión. Los conciliábulos comunitarios atribuyen a París y Madrid las mayores posibilidades de hacerse con el control del área económica, que ganará aún más peso que el habitual como consecuencia de la crisis financiera. En juego están la Comisaría de Competencia, que dejará vacante Neelie Kroes, y la de Mercado Interior, que abandona Charlie McCreevy.
Barroso indicó ayer que en las próximas semanas comenzarán los contactos informales con los Gobiernos, pero las negociaciones oficiales para el reparto de carteras deberá esperar a que pasen las elecciones generales en Alemania (27 de septiembre ) y, sobre todo, el referéndum irlandés sobre el Tratado de Lisboa (2 de octubre). El nuevo Tratado permitiría que cada país siguiera contando con un miembro en la Comisión Europea.
El presidente de la Comisión, a juzgar por el resultado de la votación secreta para su investidura, no parece encarar esas difíciles negociaciones con una posición de demasiada fortaleza. Su segundo mandato de Barroso arranca con la abstención de 117 eurodiputados, casi el triple de las 44 que provocó hace cinco años. Y el número de apoyos ni siquiera refleja el apoyo unánime de sus partidarios en los grupos Popular Popular (265 escaños), Liberal (84 escaños) y eurescépticos (54 escaños).
Las deserciones entre sus teóricos fieles pueden haber sido aún más numerosas si se tiene en cuenta que los socialistas españoles (21) y portugueses (7) pensaban , en principio, votar al candidato conservador.
El portugués movió sus peones con antelación
José Manuel Barroso no esperó a su reelección como presidente de la Comisión Europea, aprobada ayer, para preparar el terreno del futuro reparto de carteras. Como buen estratega, el pasado mes de diciembre y por sorpesa nombró a varios directores generales en competencias clave. Esos nombramientos condicionan en parte la formación de su nueva Comisión porque, en teoría, comisario y director general de una misma área deben ser de distinta nacionalidad.Con el organigrama actual, Holanda cubre la dirección general de Competencia; Italia la de Asuntos Económicos; Suecia la de Mercado Interior; Alemania la de Fiscalidad y las de Transporte y Energía (que se separarán en la próxima legislatura). Ningún obstáculo, por tanto, para comisarios franceses o españoles en esas áreas.