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No se olvide...

El airbag, contra los impactos

El airbag (bolsa de aire) es un mecanismo de seguridad pasiva que se ha ido generalizando desde que lo entrenó el Mercedes Clase S en 1981. Aunque el sistema en sí parece simple y con poco recorrido para evolucionar, lo cierto es que la electrónica está permitiendo un funcionamiento cada vez más eficaz. Los airbags modernos se llenan en varias fases, en función de la gravedad del impacto. También se han desarrollado airbags laterales, de cortina (a la altura de las ventanillas), de rodilla o colocados en la banqueta del asiento. Estos últimos trabajan para impedir que el cuerpo se deslice por debajo del cinturón, sufriendo graves lesiones.

Todos emplean tres elementos básicos: un sensor detector de impactos colocado en la parte delantera, el dispositivo de inflado (que llena el airbag gracias a una explosión pirotécnica) y la bolsa de nylon propiamente dicha. Su función es ayudar al cinturón de seguridad (sin cinturón es inútil) a retener el cuerpo de los ocupantes en caso de colisiones frontales. Naturalmente, la velocidad de inflado es el factor fundamental, y tarda solamente en inflarse entre 30 y 40 milisegundos, saliendo de su alojamiento a unos 300 km/h. Por eso es frecuente que los ocupantes sufran quemaduras o rozamientos de poca importancia cuando salta el airbag.

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