Una recuperación económica sobre suelo movedizo
La crisis ha tocado fondo, pero subyacen problemas como el paro o el elevado déficit. El camino hacia el crecimiento será lento y duro.
El próximo 15 de septiembre se cumple un año de la quiebra de Lehman Brothers, un hecho que convulsionó el mundo financiero y que desembocó en una profunda crisis, la mayor desde la Gran Depresión. Han sido unos meses duros para las economías, y especialmente para el sector bancario, que ha sufrido una profunda transformación en Estados Unidos y Europa con diversas operaciones de fusión y absorción. Pero el presente más inmediato apunta hacia otra dirección, los bancos centrales y los Gobiernos se han encargado de ello con numerosos planes de ayuda y rescate. La OCDE y el BCE confirmaron hace unas semanas que la recesión ha tocado fondo Estados Unidos, Japón, Francia y Alemania han sido los primeros países en constatarlo y que el camino hacia la recuperación se ha iniciado.
Bajo esta percepción, la OCDE ha decidido elevar las estimaciones del PIB para 2009 hasta el -3,9% para la zona euro, y al -5,6% en el caso de Japón; en junio, estas previsiones estaban en el -4,8% y en el -6,8%, respectivamente. Por su parte, el crecimiento de EE UU está situado en el -2,8%. "Estamos en un periodo pre Lehman. Así, se puede decir que 12 meses después de la caída del banco se ha puesto fin al periodo de estrés máximo", explica Fernando Hernández, responsable de gestión de Inversis.
Hay señales evidentes de que se ha producido un cambio de escenario. Por ejemplo, el euríbor a 12 meses, el más utilizado para las hipotecas, alcanzó máximo histórico en el 5,5% en octubre de 2008; el viernes estaba al 1,258%. El Itraxx, índice que mide la prima de riesgo entre la rentabilidad de la deuda pública europea y los bonos de alto rendimiento de 50 compañías, ha pasado del récord de 1.178 puntos de abril de 2009 (en una situación de normalidad cotiza en 250) a 600.
El deterioro se frena
La actividad económica si bien aún no ha mostrado signos de reactivación, sí ha frenado su deterioro. En Estados Unidos, el epicentro de la crisis financiera, hay datos que comienzan a ser alentadores, como el frenazo de la caída de los precios en la venta de vivienda o la reactivación del índice de Gestión de la Oferta manufacturera (ISM) que en agosto se instaló en terreno positivo por primera vez en 19 meses.
Mientras en Alemania, Francia y Japón "ha sorprendido el PIB del segundo trimestre por el dinamismo del consumo privado, la mayor aportación del sector exterior, no sólo por la caída de las importaciones, sino por el crecimiento de las exportaciones", dice David Cano, de AFI. Pero ha sido China quien ha destacado, con un aumento interanual del PIB del 7,9%.
Son los primeros brotes verdes de la crisis que han conseguido levantar el ánimo de los inversores. A partir de aquí el reto que tienen las economías es importante. No hay consenso sobre la forma en la que se saldrá de la recesión, si en forma de u, de uve, de uve doble o de ele. En lo que sí hay coincidencia es que el proceso será lento y gradual. Los mensajes de los Gobiernos y las instituciones van por esa línea. Jean Claude Trichet, presidente del BCE, ve "un camino lleno de baches", por lo que afirma que "el estado de alerta sigue siendo esencial" porque las incertidumbres "siguen siendo grandes". La Reserva Federal, por su parte, habla de "una larga y muy dura estabilización", mientras que Barack Obama, presidente de Estados Unidos, ha reconocido que "la labor de recuperación está lejos de completarse cuando la gente sigue buscando trabajo".
La tasa de desempleo es precisamente el principal escollo de las economías. En EE UU alcanzó en agosto el 9,7% (la mayor desde 1987); en la zona euro está al 9,5%. "Aunque los brotes verdes se hayan filtrado en mayor medida de lo esperado sobre la producción industrial y el comercio mundial, los indicadores relacionados con el mercado laboral siguen sin dar señales de reactivación, mientras que el crédito continúa estancado y la necesidad de desapalancamiento es muy elevada en países como Estados Unidos, Reino Unido y España", apunta David Cano.
España, con más problemas
La economía española está en el furgón de cola en cuanto a las expectativas de crecimiento. Y es que el volumen de desempleados subió en el segundo trimestre al 17,9%. Además, la competitividad se ha deteriorado de tal modo que España ha pasado al puesto 33 desde el 29 de hace 12 meses, el peor dentro de los países de la OCDE, dentro de la clasificación que elabora el Foro Económico Mundial. "La economía española depende mucho de la construcción. El stock de casas que hay sin vender puede tener ahora un impacto importante y afectar a otros sectores vinculados", explica Pablo Guijarro, responsable de análisis de AFI.
La percepción de este experto coincide con la de José Manuel Pazos, socio director de la firma Internacional gestión Financiera (IGF). "No se ha visto lo peor de la crisis económica española. No será capaz de generar empleo en muchos trimestres". Pazos se muestra "realmente preocupado por la deuda pública, y sobre todo por la privada ". Por eso considera importante mantener los ratios de calificación crediticia. En este sentido, Moody's dio un esparaldazo a la economía española al confirmar el rating de máxima solvencia (Aaa), no sin dejar de avisar sobre el rápido crecimiento del endeudamiento público.
Las previsiones de déficit para España para el fin de año apuntan a un 9,5% del PIB. Las cifras también son preocupantes en otros países. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) de Estados Unidos calcula que el déficit de 2009 llegue al 11,2% del PIB.
Detrás del crecimiento de los déficit están los planes de ayuda de los Gobiernos a fin de estimular las economías. Pese a todo, Trichet ha reconocido que es demasiado pronto para retirarlos. "Tengo dudas de si se tocaran tasas positivas de crecimiento a finales de año como se ha apuntado y si es así si será sostenible en el tiempo. El proceso de recuperación tiene que ver con los estímulos fiscales, que creo que no son suficientes, deberían mantenerse o aumentar, si no el primer y segundo trimestre de 2010 podrían ser negativos", apunta José Manuel Pazos.
El problema puede venir después. "Hay que ver si la economía real va a poder seguir creciendo por sí sola una vez que los estímulos fiscales se retiren", explica âscar Germade, de Cortal Consors.
Con tanta incertidumbre, las previsiones de las Bolsas se antojan complicado. El Ibex cotiza un 5% por encima de los niveles de hace 12 meses, mientras que el S&P y el Euro Stoxx aún pierden el 12% y 10%. En cualquier caso, han recuperado el 54% y 56% desde mínimos del pasado mes de marzo. El Ibex ha sumado el 68% en el periodo.
La mejora del entorno económico, de los beneficios empresariales, unos tipos de interés en mínimos históricos y la falta de alternativas de inversión han sido caldo de cultivo para la renta variable. En este momento no hay consenso sobre la tendencia que seguirá. Sigue habiendo factores a favor, como el hecho de que las políticas monetarias continúen siendo expansivas por un largo periodo de tiempo, tal y como han confirmado los bancos centrales; los expertos sitúan las primeras subidas entre el segundo semestre de 2010 y principios de 2011.
Pero Sunil Krishnan, de BlackRock, hace una advertencia: "Los inversores deberían ser conscientes de que el alza de las Bolsas se ha debido en parte a la previsión de recuperación. Ahora deben centrarse en si la demanda global podrá sostener los beneficios en 2010 Morgan Stanley espera un crecimiento del 20%".
José Manuel Pazos cree que "la evolución de las Bolsas a partir de ahora dependerá de si los inversores se creen o no el proceso de recuperación".
¿Qué provocó la quiebra de Lehman?
El gigante de banca de inversión se vio obligado a presentar suspensión de pagos el 15 de septiembre de 2008 debido a la imposibilidad de encontrar financiación en los mercados, cerrados a cal y canto con la crisis, y al no contar con depósitos, a diferencia de la banca tradicional, para respaldar esta falta de liquidez. Su deuda ascendía 613.000 millones de euros.
¿Por qué contagió a toda la banca mundial tan rápido?
Los gigantes financieros estadounidenses estaban presentes en todo el mundo, cuyas filiales también habían vendido productos subprime a sus clientes, entre los que se encontraban las grandes entidades europeas. El riesgo de contrapartida en derivados asumido por la banca fue otro factor importante, ya que la quiebra de una de las dos partes arrastra a la otra.
¿Ha habido otros sectores afectados?
El Gobierno estadounidense tuvo que acudir al rescate de AIG, la mayor aseguradora del mundo, y también tomar el control de las dos sociedades hipotecarias más grandes del país, Fannie Mac y Freddy Mae. En el sector automovilístico las quiebras más sonadas han sido la de General Motors y Chrysler.
¿Cómo han atajado la situación los Estados?
Con dinero público a mansalva. Todos los Estados aprobaron multimillonarios planes de ayuda a la banca sólo el programa Tarp estadounidense se cifró en 700.000 millones de dólares. En otros casos, como en Reino Unido, se optó por la nacionalización total o parcial de las principales entidades.
¿Por qué fallaron los sistemas de control?
Muchas de las emisiones estaban calificadas con triple A, el máximo escalón, aunque después se reveló que bajo este rating se escondían productos subprime. Los supervisores tampoco detectaron los elevados niveles de riesgo en los que habían incurrido las entidades, entre otras cosas porque la banca de inversión estaba supervisada por la SEC, mientras que el resto de entidades rendían cuentas ante la Fed, mucho más estricta en sus controles.
¿Cuántas víctimas entre los bancos ha dejado la crisis?
Decenas. En EE UU ha supuesto la desaparición de la figura del banco de inversión puro además de Lehman, Bear Stearn, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Merrill Lynch-, y la entrada del Estado en el capital de las principales entidades. Northern Rock fue el primero en nacionalizarse en el Reino Unido, pero luego le siguió la toma de participaciones por parte del Estado en Royal Bank of Scotland y la fusión forzada entre HBOS y Lloyds. En Irlanda toda la banca ha quebrado, mientras que en países como en Francia o Alemania el Estado ha inyectado dinero público para sanear los balances. En España se ha creado un fondo de un máximo de 99.000 millones y avales por hasta 90.000 millones.
¿Cuál fue el detonante del cierre de los mercados de financiación?
El pánico. Las entidades dejaron de fiarse unas de otras, lo que paralizó el mercado interbancario, donde se prestan dinero unas a otras, y el de capitales, en el que se coloca el papel emitido por las empresas. Además, estas tensiones provocaron que los tipos de interés se encarecieran.
¿Cuál ha sido el papel de los bancos centrales?
Aplicar una política monetaria históricamente laxa. La Fed ha situado los tipos en mínimos del 0% y el BCE en el 1%. A los bancos centrales tampoco les ha temblado el pulso a la hora de llevar a cabo masivas inyecciones de liquidez en el mercado, así como de comprar títulos de deuda.
¿Qué panorama económico ha quedado?
Unos déficit públicos desorbitados, que tardarán muchos años en corregirse. Salvo los emergentes, la entrada en recesión de las principales economías del mundo y una caída de los precios, que hizo temer en algunos momentos por el riesgo de que a este cóctel explosivo se le sumara la deflación.