Innovación naval que triunfa en África
El grupo catalán Aresa sobresale desde 1960 reinventando el concepto de astillero tradicional en un sector históricamente dañado.
El grupo Aresa tiene las habilidades de un buen chef: es capaz de esperar para que sus negocios se cocinen lentamente y mantiene la mirada en varios fuegos a la vez. La dilatada trayectoria de este grupo empresarial de construcciones navales comienza en la década de los sesenta en la población barcelonesa de Arenys de Mar y bajo el nombre de Astilleros Reunidos. Pero su historia empieza a escribirse en letras mayúsculas cuando, en los años setenta, su producción da un importante giro gracias al desarrollo de nuevos materiales compuestos empleados para la construcción de embarcaciones, fruto de una importante labor de investigación y desarrollo. Es entonces cuando Aresa se convierte en algo más que un astillero.
Esta empresa fabrica y comercializa una amplia gama de embarcaciones destinadas a recreo, pesca, vigilancia o transporte, pero además complementa su oferta con servicios preventa y posventa, algo que le permite liderar un sector "siempre en crisis", tal y como apunta su director general, âscar López. En este sentido, añade que la diferencia con la competencia reside "en la entrega de barcos llave en mano".
En la actualidad, sus grandes proyectos se localizan en el continente africano e Iberoamérica donde mantienen fuertes negociaciones con instituciones públicas, Gobiernos y grandes empresas para ajustarse a las necesidades de cada cliente. Su éxito se materializa en países como Angola, donde no sólo suministra embarcaciones al Estado, sino que además, ofrece la formación necesaria a las tripulaciones y garantiza el recambio de las piezas del barco durante toda su vida útil, "algo que muy pocas empresas pueden ofrecer", asegura el director general.
Aresa debe hacer frente a las dificultades que se presentan, ya que el sector naval tiene una fuerte competencia asiática, debido a los bajos costes de la mano de obra en países como Corea o China. "Estos países emergentes ofrecen a los Gobiernos africanos embarcaciones con unas importantes condiciones de financiación, algo que desde España no podemos ofrecer", y añade, "a cambio, proponemos un servicio integral. El cliente no sólo compra un barco, adquiere también formación para su manejo y una calidad que convence".
Nuevos puertos
La trayectoria del grupo Aresa está obligatoriamente unida a la historia de producción naval de Cataluña, mercado que lidera desde el comienzo de su actividad; sin embargo, hace ya 30 años que la compañía decidió, poco a poco, conquistar nuevos territorios y estudiar posibles clientes. De las costas catalanas logró saltar a los puertos del Mediterráneo en países como Marruecos, Egipto, Argelia o Túnez, donde "la consolidación de la empresa es un hecho", afirma el director.
El proceso de producción parte de la posibilidad que ofrece un determinado nicho de mercado. Se busca y determina el tipo de proyecto idóneo para cada cliente. "Hacemos nuestra prospección, contactamos con ellos, les planteamos sus necesidades y les ofrecemos soluciones". Además, dispone de representantes en diferentes países que sirven como intermediarios, algo que permite contar con el cliente durante toda la producción. No les asusta ser una pyme y competir con grandes astilleros, asegura âscar López que "suplen su perfil de mediana empresa con grandes alianzas que les permite afrontar, económica y tecnológicamente, proyectos importantes". Este grupo empresarial terminó 2008 con más de 100 embarcaciones entregadas.
Embarcaciones que se estrenan con valor añadido
"Muchos de los países con los que establecemos relaciones quieren hacer de la pesca un tema estratégico. Los Gobiernos invierten dinero, nuestras embarcaciones proyectadas son un éxito y, sin embargo, a veces, no funcionan", así cuenta âscar López las principales razones que motivaron al grupo a impartir formación específica para el manejo de sus barcos. Este producto aporta el valor añadido necesario para liderar el mercado en los países en vías de desarrollo donde está presente.López argumenta que hasta hace unos años trabajaba en puertos de larga tradición pesquera; sin embargo, en zonas donde no existe personal cualificado es necesario enseñar el manejo de embarcaciones así como el oficio pesquero. El grupo Aresa asume este servicio como una responsabilidad con sus clientes para que lo acordado obtenga de manera eficiente sus frutos. Con todo ello, sus funciones no terminan ahí. Complementa estos cursos con enseñanzas sobre estrategias para llevar la pesca al mercado, técnicas de distribución y recomendaciones de almacenaje y refrigerado para la conservación del pescado. "El servicio de Aresa con sus clientes, ya sean privados o Gobiernos, es prácticamente integral", concluye el director.
Las grandes alianzas convergen en el mar
Hace más de cuatro años que Aresa no fabrica ni un solo barco de pesca profesional para Europa, y la razón es simple: "No hay ayudas estructurales", apunta âscar López. Los problemas en el sector naval no son actuales, sino que los astilleros llevan años luchando por lograr mejoras que terminen con una situación que se hace insostenible.El director general narra con cierto humor cómo la industria naval nació hace más de 500 años de una crisis, "cuando se construyeron las tres carabelas para ir a las Indias, y así continúa ahora". Asegura resignado que ésta "es nuestra forma de vida", y comenta cómo "las hipotecas navales, a pesar de haber tardado más de 30 años en ponerse en marcha, son inexistentes". El directivo reivindica también que "una embarcación es un bien inmueble; sin embargo, no se quiere tratar como tal".En este difícil marco, las relaciones con la competencia son una constante en el sector, además de necesarias para aglutinar esfuerzos y generar sinergias que individualmente no se podrían desarrollar. Con esa mentalidad trabaja el grupo Aresa desde hace varios años, manteniendo contacto con agrupaciones sectoriales y asociaciones profesionales que permitan un diálogo fluido y constante entre empresas competidoras."Llevamos muchos años haciendo cosas junto a otros y fruto de ello surgió Lamicat, Laminados de Cataluña", explica López. Esta división es el resultado de la unión del grupo Aresa, Ausmar, Astromar y Poltank (tres náuticas competencia entre sí y un fabricante de filtros) para crear un punto de desarrollo tecnológico en lo que a materiales compuestos se refiere. Con ello buscaban avanzar en tecnología, compartiendo experiencias, riesgo e inversión. Tras diez años de gestiones y siete millones de euros de inversión, el proyecto es una realidad.Desde el pasado mes de octubre Lamicat tiene su sede en Amposta (Tarragona) y en ella cuenta con una superficie de más de 7.000 metros cuadrados para el desarrollo de nuevos componentes navales. Toda una transformación tecnológica hacia nuevos procesos de producción más eficaces, seguros y menos contaminantes. Además, prevén que la nueva empresa termine 2009 con 2,35 millones de euros facturados.
Datos básicos
Grupo. La compañía Aresa está formada por las empresas Aresa Boats, Lozama, Tecnocomposites BCN y Drassanes d'Arenys, todas con sede en Arenys de Mar (Barcelona). Asociadas al grupo, y con grandes acuerdos de colaboración, se encuentran Amposta Tecnologics, Laminats de Catalunya, Oremar-Asfibe, Duarry, Astromar y Talleres Xuquer.Productos. Las embarcaciones han recibido los premios Nastro Internacional del Mare, Internacional Roma e Internacional Sea Ribbon. Actualmente esta compañía desarrolla barcos de pesca profesional, buques de transporte de pasaje, embarcaciones a motor, deportivas y de recreo. También se han especializado en la construcción de productos para usos industriales y de servicio: vigilancia, transporte de mercancías, servicios portuarios, transportes de alta velocidad, transportes especiales, buques de salvamento y contraincendios, entre otros modelos.Facturación. Aresa concluyó el pasado año con una facturación 25 millones de euros. Para 2009 está previsto que alcance los 40 millones de euros. Actualmente exporta el 80% de las unidades fabricadas a más de 20 países, especialmente del Mediterráneo y África.Trabajadores. Son más de 400 personas las que trabajan en total en el grupo Aresa, de los cuales sólo 50 son técnicos titulados y el resto, personal artesano. Los operadores de esta empresa continúan trabajando de forma manual, tal y como asegura âscar López (en la imagen): "Se trata de un proceso, necesariamente, muy poco mecanizado".