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Pequeños gigantes / Caladero

Objetivo: del mar a las tiendas en 24 horas

Empezaron hace 20 años importando capturas. Hoy, Caladero pesca, transporta, manipula y vende productos marinos de medio mundo. Una empresa líder en la que mandal a logística.

La pesca, como la caza, es una de las actividades más antiguas de la humanidad. Las primeras salidas marítimas en busca de pescado datan, según varios estudios, del Mesolítico. Más de ocho milenios después, el problema ya no es hacerse a la mar sin arriesgar la vida, sino conseguir que el género tarde el menor tiempo posible en llegar del agua a las estanterías de los supermercados. Todo un reto a nivel logístico, pues el pescado que consumimos puede proceder de mares tan lejanos como los que rodean Sudáfrica o Canadá. Ese es el desafío al que se enfrenta a diario Caladero: que el pescado esté a la venta a la mañana siguiente de su captura.

La empresa aragonesa es hoy líder en la comercialización de productos frescos del mar. Pero llegar a su actual posición de dominio en el mercado español no fue un camino de rosas. Los cuatro socios que fundaron Caladero en 1990 nunca imaginaron que su negocio, que echó a andar con un capital social de tan sólo 30 millones de pesetas (180.000 euros), acabaría un día teniendo plantas en 23 países y facturando 489 millones de euros, como hizo en 2008. Ni que llegarían a tener una plantilla fija de casi 1.000 empleados en España y otros 500 en el extranjero. "Caladero se creó con la idea de importar pescado fresco, principalmente de países europeos, ante la creciente escasez de las descargas de pescado en puertos españoles", recuerda Carlos Amorós, socio fundador, director general de la compañía con sede en Zaragoza y propietario de ésta desde 2003.

Ya desde sus orígenes, la compañía logró hacerse un hueco entre los importadores de productos marinos, un negocio que empezaba a florecer. Entonces el mercado era principalmente interno y se abastecía de las descargas en las lonjas españolas. "El alza de precios en especies de gran consumo en la Península, como el rape y la merluza, empezó a hacer rentable el salir a buscar el género a países como Irlanda, Francia o Dinamarca, donde se consume mucho menos y la tensión en los precios de compra es mucho menor", comenta Amorós.

Poco a poco se fue estableciendo en los principales mercados de abastecimientos de España de la red Mercasa a través de la compra de concesiones administrativas. Consiguieron establecerse en Mercamadrid en 1992, y para 1996 ya tenían un pie en los siete mayores mercas.

¿El secreto de su crecimiento? Según la dirección de la compañía, una de las claves fue la continua reinversión de los beneficios en la empresa para fortalecer sus capitales propios -compra de barcos pesqueros, instalaciones frigoríficas y plantas de proceso-. Y es que, como toda empresa, una vez asegurado el control sobre la venta a través de la red de mercas, la compañía maña se concentró en hacerse con sus propias fuentes de suministro. Primero fue Dinamarca, luego Escocia, y para 2001 ya se habían asentado también en Canadá, Estados Unidos, Namibia, Sudáfrica y Argentina.

Con un campo de actuación tan amplio como los propios océanos, una buena organización resulta fundamental. "Lo que hacemos es coordinar la logística desde el mar", explica Amorós. "Los barcos informan cada día de sus capturas y, en función de lo que nos dicen, se va organizando desde tierra la entrada prevista de los buques para que nada más llegar se manipule el pescado y salga por camión frigorífico al aeropuerto, desde donde embarcará en el menor tiempo posible hacia España".

A principios de década, Caladero ya se había erigido como líder en la importación de pescado fresco en nuestro país. Pero el mercado de los productos del mar estaba cambiando, y las grandes superficies y supermercados empezaban a tener una cuota de mercado cada vez más importante. "Sabíamos que había que dar solución a un problema que tenían este tipo de clientes: las peculiaridades de la venta del pescado fresco en sus supermercados", comenta Amorós. "Por ello, en la Feria Alimentaria de 2001 presentamos un proyecto innovador: la venta de pescado envasado en atmósfera protectora, limpio y listo para venderlo en murales de libre servicio". Todo un ahorro en personal e infraestructuras para las distribuidoras, encargadas normalmente de manipular y preparar el género.

Su proyecto de envasado en atmósfera protectora marcó un antes y un después en la compañía, sobre todo por el premio que obtuvieron: un contrato con Mercadona, actualmente la mayor distribuidora española. "Iniciamos una experiencia piloto en varias de sus tiendas hasta que, tras dos años abasteciéndoles, en 2003 nos convertimos en sus interproveedores", comenta Amorós. Dicho acuerdo les aportó mucha estabilidad, ya que la cadena valenciana de supermercados absorbe más del 90% del total de la producción de Caladero. Eso les permitió planificar a largo plazo sus inversiones estratégicas y centrarse al cien por cien en el negocio.

En bandejas

Caladero ha sido la empresa pionera en España en el desarrollo de pescado en bandejas, un modelo de venta habitual en países como Reino Unido, Bélgica, Holanda y Alemania -pese a que su consumo de productos marinos es menor que el de nuestro país-.

Los productos envasados mediante este sistema, aseguran desde la compañía, se mantienen de ocho a diez días en perfectas condiciones gracias a su conservación en atmósfera protectora. Un tiempo más que aceptable, dado lo altamente perecederos que son los productos marinos. Además eliminan los olores y desperdicios que genera su tratamiento habitual en tiendas y hogares. También comercializan bajo este formato pescado fresco ya cocinado, que aguanta por tanto mucho más: hasta 21 días. En total, casi 70 referencias diferentes: desde langostinos o filetes de merluza a brochetas de pescado.

Pero lanzar al mercado un concepto revolucionario de envasado no ha sido fácil. "El proyecto lleva ya más de dos años en fase de laboratorio y estamos ahora en pleno lanzamiento", resalta Amorós. Caladero tiene previsto dedicarle en los dos próximos años 32 millones de euros, que se suman a los 128 ya invertidos para poner en marcha el proyecto bandejero, con el objetivo de que en 2012 esté implantado en todos los supermercados de Mercadona. El plan contempla la construcción de seis nuevas fábricas en España y la modernización de las diez ya operativas, cosa que implicará duplicar la plantilla hasta los dos millares de empleados. Caladero será entonces una de las pruebas vivientes de que el hombre ha vencido definitivamente las trabas impuestas por la naturaleza a la cosecha rentable de los frutos marinos.

datos básicos

Facturación. En la historia de Caladero hay un antes y un después de la obtención del contrato con Mercadona. Desde que en 2002 se convirtió en interproveedor de la mayor distribuidora española, la empresa aragonesa pasó de facturar 110 millones de euros a los 489 del año pasado. En los últimos cuatro años han pasado de producir 70.000 toneladas a 170.000. Más del 90% de la producción de Caladero acaba expuesto en los lineales de la cadena valenciana de supermercados.Logística. Uno de los mayores retos de la empresa maña es conseguir que el pescado tarde el mínimo tiempo posible en llegar a los supermercados. Tras la captura, la flota pesquera de Caladero, dispersa por el Mediterráneo, Atlántico, Pacífico e Índico, recala en alguna de las factorías y plantas de procesado que tiene la compañía en 23 países. Allí se revisa la calidad del género, se clasifica y se traza. Y todo en un tiempo récord, ya que inmediatamente se transporta la mercancía hasta la sede central de Zaragoza, donde se manipula el producto y se deja listo para enviarlo a las tiendas de Mercadona. El objetivo: que los productos estén en los expositores a la mañana siguiente de su captura.Calidad. Como toda empresa del sector de la alimentación, en Caladero ponen especial cuidado en ofrecer la máxima calidad y frescura en sus productos. æpermil;sa es, según la empresa, una de las virtudes de su proyecto bandejero: garantiza el cien por cien de su trazabilidad al eliminar las sucesivas manipulaciones a las que se encuentra expuesto.

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