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Pequeños gigantes / Ilarduya

90 años ligados a la fundición

Ilarduya, creada hace casi un siglo y centrada en la siderurgia, es hoy día un holding internacional que sigue en manos de la familia fundadora.

En los seminarios y cursos en los que se tratan asuntos relativos a la empresa familiar, su gestión, sucesión, protocolos, etc., siempre hay algún sesudo profesor que suele poner de manifiesto que el gran problema de este tipo de sociedades es que el padre no sabe ceder las riendas y muchas sociedades familiares se van a pique "porque el abuelo crea, el padre mantiene y el hijo destruye". El caso de Ilarduya es exactamente el contrario y tira por los suelos esta última teoría. Con 90 años de existencia, esta firma vasca nacida en Bilbao, trasladada posteriormente a Amorebieta (Vizcaya) y con los tentáculos por todo el mundo, bien con instalaciones fabriles o con delegaciones comerciales, adquirió hace un año la estructura de holding con varias áreas de negocio. Pero, casi un siglo después, sigue controlada por la familia fundadora, ya en su tercera generación.

"En la sociedades familiares siempre hay un peligro; gestionar, actuar como siempre", aseguraba recientemente en una carta a los accionistas David Ilarduya Nadal, hijo de David Ilarduya Fernández de Retana, que fundó la compañía en marzo de 1918 con la idea de comercializar materias primas para la fundición y que, posteriormente, desembocó en la fabricación de productos para las fundiciones. En su carta proseguía: "Don David, nuestro padre, nos ofreció oportunidades que hemos aprovechado y nos regaló valores que todos debemos agrandarlos y hacerlos perdurar". La filosofía de la compañía parece clara.

Es precisamente David Ilarduya Nadal, ya jubilado y fuera del negocio, el encargado de dirigir importantes saltos dados por la compañía. Entre los años sesenta y setenta se produce el traslado a Amorebieta, se invierte en maquinaria y se cierra un acuerdo de licencia tecnológica con la alemana Huttenes Albertus, hoy en día titular del 24% del Ilarduya Holding. Por aquellos años comienza a estructurarse el grupo y se van poniendo los pilares para dar un salto de mayor envergadura.

"Ha sido una realidad en nuestra empresa poner intensidad en hacer las cosas bien. No sólo eso, hemos tenido una máxima: 'Hoy tengo que hacer las cosas mejor que ayer, y mañana, mejor que hoy'", continuaba la misiva de Ilarduya Nadal. Este esfuerzo cimentado a lo largo de más de 60 años de años cobra mayor fuerza con su salida al exterior y la diversificación de la compañía en los años ochenta y noventa. Así, nacen nuevas empresas para aportar al grupo productos para el sector de la fundición. Se crean entonces Aplifunsa y Fundiser en España y Fundipor en Portugal, Inafusa (México), Ferrofusión (Venezuela), Escomt (Egipto) y Aisa Chile. En esta etapa se produce el relevo tranquilo y entra en acción la tercera generación, con David Ilarduya Canales al frente. El grupo aprovecha el músculo financiero para iniciar un fuerte proceso de diversificación que desemboca en la compra o la creación de empresas vinculadas al negocio inmobiliario, a la piedra natural, o a la actividad agrícola y viticultora a través de una bodega. Esta estrategia no le impide atender el corazón del negocio, los productos relacionados con el sector de la fundición, competir con las multinacionales y abrirse a nuevos mercados.

"Por toda nuestra historia, os animo al esfuerzo inteligente, al cambio decidido, a la audacia que nos ha caracterizado, dentro de un entorno económico duro -ya antes lo hubo-. Pero siempre con nuestras señas de identidad y valores que nos diferencian". Esta manifestación de David Ilarduya Nadal se plasma en 2008. La consolidación de las empresas creadas en el sector de la fundición y la diversificación iniciada obligan a buscar una figura para manejar casi 30 sociedades en nueve países. Así, el pasado año nace Ilarduya Holding para mejorar la gestión personalizándola, buscar una especialización en cada área de negocio y seguir creciendo.

Aprovechar los recursos para poder diversificar

La tercera generación -en activo- y la cuarta -en fase de crecimiento y recibiendo de sus progenitores mensajes relativos a valores, esfuerzo y ética empresarial para que calen y estén preparados a la hora de afrontar un nuevo relevo en la gestión de Ilarduya Holding- tiene un importante activo que dirigir; sobre todo ahora en estos tiempos de crisis que, como al conjunto de las empresas, también afecta al grupo vasco. Bajo su paraguas, donde se cobijan una treintena de sociedades, es el negocio de fundición -que dio origen a la compañía junto con el lingote- el que mayor peso tiene en el conjunto de las ventas. Su división de fundición, con la matriz Ilarduya a la cabeza, cuenta con un total de 13 sociedades, algunas de las cuales están situadas en Venezuela, México y Sudáfrica, entre otros países. Esta línea de negocio ha renovado el contrato de licencia tecnológica con la alemana Huttenes Albertus que le otorga una estabilidad empresarial ligada al líder mundial en tecnología de suministro a la fundición. Este acuerdo abre para Ilarduya nuevos mercados.En su área de lingote se cobijan dos sociedades, una de ellas ubicada en Brasil. Su línea de negocio de piedra natural, compuesta por cuatro empresas, una de ellas en la India, tuvo el año pasado un comportamiento irregular por la crisis que padece el sector de la construcción.Ilarduya Holding tiene, también, intereses en el negocio vitivinícola a través de su posición mayoritaria en Bodegas Luis Alegre, situada en La Rioja Alavesa y que produce unas 400.000 botellas de crianza y reserva, aunque su objetivo es llegar a las 500.000. Es titular también de una sociedad en Chile para cultivar cebolla roja, además de una empresa de tratamiento de aguas. Ilarduya cuenta, igualmente, con una importante división inmobiliaria.

Datos básicos

Facturación. Los negocios de fundición y lingote, el corazón del negocio de Ilarduya, concentraron el grueso de su facturación en 2008. El grupo vasco cerró el pasado año con unas ventas globales de 318 millones de euros, de las cuales una buena parte procedió de las exportaciones que se generaron desde sus plantas española y las ubicadas en países como Portugal, Venezuela, Chile, Sudáfrica o Brasil. Su estrategia de internacionalización le está reportando importantes rendimientos y apuntalando sus negocios en España. Estas divisiones han servido, hasta ahora, para reforzar el holding y son una fuente de recursos para afrontar nuevas inversiones en otras áreas.Inversiones. A lo largo de 2008 Ilarduya realizó unas inversiones superiores a los 27 millones de euros, que se destinaron a la mejora de los procesos productivos de sus plantas y a inyectar recursos a los negocios con futuro pero que, todavía, necesitan del apoyo financiero del grupo. Esta dinámica se ha mantenido desde que Ilarduya realizó una decidida apuesta por el crecimiento.Capital. Contar con el suficiente músculo financiero para afrontar nuevos retos empresariales ha sido uno de los objetivos marcados por los accionistas de Ilarduya. Así, sus fondos propios se situaron a final del pasado ejercicio en casi 111 millones de euros. La compañía, a lo largo de los años, en los buenos y en los malos, ha mantenido una prudente política de distribución de dividendos para estructurar su balance, con el fin de que el capítulo de los recursos (capital más fondos propios) ocupe un lugar destacado.

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