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Diálogo Social

Corbacho pide a la CEOE un cambio de actitud para retomar las reuniones en septiembre

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbaho, apuntó hoy que la patronal CEOE debe acometer un cambio de actitud de cara a retomar posibles reuniones del diálogo social en septiembre, tras constatar que la organización empresarial ha sido "la culpable más directa" de que el diálogo no haya fructificado.

Celestino Corbacho, ministro de Trabajo.
Celestino Corbacho, ministro de Trabajo.Pablo Monge

En una entrevista a TV3 (la televisión autonómica catalana), Corbacho recordó que la CEOE acudió a la mesa de diálogo con posturas de máximos, "sin interesarle el acuerdo" y sin tener en cuenta que, con sus propuestas, ponía "en peligro" el sistema de pensiones español.

Corbacho recordó que, tras la ruptura de las conversaciones, todavía hay mesas trabajando y que el Gobierno seguirá tomando "las medidas que hagan falta". En este sentido, apuntó a que dos de estas medidas se aprobarán el próximo 13 de agosto en el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones.

Se trata de las ayudas a parados que agoten su prestación y también ayudas para los autónomos que tengan que dejan su actividad. En principio, explicó, la vigencia será de seis meses, aunque añadió que estarán ligadas a unas condiciones económicas que podrían hacer que se prorroguen si la situación no mejora.

El titular de Trabajo insistió en que la crisis económica es "de tal magnitud" que ha obligado a los gobiernos, incluido el español, a "improvisar" para afrontar la dureza de la situación. "Hemos tenido que tomar medidas inmediatas que no podían formar parte de análisis", certificó.

Corbacho reiteró que el incremento del paro está vinculado al crecimiento de la población activa en España y apuntó que la crisis "no es laboral, sino financiera". Por ello, afirmó que los que dicen que la situación se resolverá con una reforma laboral "están mintiendo".

La finanaciación, una "situación de justicia"

Sobre el papel de los ministros catalanes durante el proceso de negociación de la financiación, afirmó que tanto él como la ministra de Defensa, Carme Chacón, trabajaron para intentar trasladar a Madrid que la demanda de Cataluña "no era una situación de radicalidad, sino de justicia".

"El socialismo catalán no puede diluirse como si fuera una gota de agua en el socialismo español", añadió el ministro.

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