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No se olvide...

Motores turboalimentados

El enorme éxito que durante los últimos años han tenido los motores turbodiésel ha hecho que los conductores se hayan acostumbrado a la respuesta de estas mecánicas. Su principal característica es la notable entrega de par desde muy bajas revoluciones, lo que se traduce en un empuje notable y una buena capacidad de recuperación en marchas largas. Mediante una turbina, los motores turboalimentados aprovechan la salida de los gases de escape para introducir el aire en la cámara de combustión a mayor presión, mejorando así el rendimiento. Actualmente, la necesidad de reducir el peso de los coches, su consumo y sus emisiones ha impulsado una nueva generación de motores turboalimentados de gasolina de baja cilindrada. Todos los fabricantes generalistas están lanzando o prevén lanzar mecánicas de entre 1 y 1.6 litros con turbo, cuyo rendimiento es tan bueno como propulsores sin turbo pero con mucha más cilindrada. En 1905 el ingeniero suizo Alfred Büchi patentó un turbocompresor que recogía sus principios fundamentales, aunque no consiguió que funcionaba adecuadamente. En los años 20 se emplearon en aviones y barcos, pero fue en 1962 cuando un turbo se montó por primera vez en un turismo de serie, el Oldsmobile Jetfire Turbo Rocket.

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