Dimite el presidente de Ruralcaja tras 25 años en el cargo
El presidente de Ruralcaja, Luis Juares Argente ha dimitido hoy tras 25 años al frente de la segunda rural española. Juares, de 74 años, ha sido una figura tan importante como polémica en la entidad, resultante de la fusión de varias rurales valencianas, entre ellas la Caja Rural Valencia, de la que fue presidente y miembro del consejo rector durante 31 años.
Según un comunicado de la entidad financiera, Juares ha tomado esta decisión para "facilitar la creación de un gran grupo cooperativo con otras cajas rurales de la Comunidad Valenciana sin que su figura condicione la constitución del mismo". Esta declaración es en si misma una demostración de lo polémico del ya ex presidente. Ruralcaja no ha conseguido en los últimos años atraer a otras rurales valencianas al proyecto de concentración que se abrió hace 10 años.
Hace un par de años, Juares se enfrentó con Joaquín Añó, director general de Ruralcaja y su mano derecha durante toda su carrera, tanto en la caja como en el mundo cooperativo agrario valenciano. Añó fue prácticamente despedido de su cargo sin dar muchas más explicaciones. Tras su marcha, la caja contrató como director general a Juan José Arrieta, provinente de Caja Laboral. En ese momento se barajó que el Banco de España había decidido poner al frente de la caja a un hombre de su confianza para poner orden a las cuentas de la entidad.
Sin embargo, el carácter conciliador de Arrieta chocó de lleno con las aristas de Juares. El vasco no llegó a estar un año en la caja. Ante esta situación, según los mismos círculos financieros del regulador, se optó por un valenciano curtido en batallas financieras: el ex director de CAM, Juan Antonio Gisbert. Su llegada a Ruralcaja supuso, paralelamente, el ostracismo para Juares, que desapareció hasta de la presentación de los resultados anuales.
Su salida coincide también con los intentos de un grupo de cajas rurales provinciales, entre ellas Ruralcaja, por poner en marcha un SIP (un sistema de avales comunes considerado una fusión virtual pero sin que las cajas pierdan sus órganos de gobierno). Precisamente, el gran rival de este grupo, Cajamar, ya tiene en marcha el suyo, al que, curiosamente, fueron tres cajas rurales valencianas, entre ellas Caja Campo, las primeras en apuntarse.