La confianza del consumidor en EE UU cae menos de lo esperado
La confianza del consumidor estadounidense cayó en julio por primera vez desde el mes de febrero, según el sondeo realizado por la universidad de Michigan. Con todo, los analistas esperaban una caída mayor.
El índice de confianza del consumidor estadounidense, elaborado por Reuters y la Universidad de Michigan, bajó en julio a 66 desde los 70,8 puntos registrados en junio, según datos finales dados a conocer el viernes. Los analistas consultados por Reuters esperaban una lectura de 65 puntos.
La variable que mide las expectativas de los consumidores descendió a 63,2 en julio desde un 69,2 en junio. "Los consumidores creen que la caída libre de la economía se ha terminado, pero ven pocas razones para creer que las políticas de estímulo mejorarán sus condiciones financieras en el corto plazo", ha indicado el comunicado que acompañó al informe.
Sobre el panorama de largo plazo, un 58% de los consultados dijeron que anticipaban malas épocas, por encima del 49% que pensaba así en mayo. Un menor ingreso y peores perspectivas sobre el empleo en el próximo año son factores clave que preocupan a los consumidores, ha señalado el informe.
"La gente está un poco más preocupada sobre la economía, especialmente sobre el mercado laboral y con lo que está pasando en Washington. Aún es consistente con el panorama de que la economía está tocando fondo, pero no se va a ver un gran repunte del gasto del consumidor", dijo David Wyss, economista de Standard & Poor's Ratings Services en Nueva York.
El índice de la percepción de los consumidores sobre las condiciones actuales cayó a 70,5 en julio desde un 73,2 en junio. Poco después de publicado el informe, las acciones extendieron sus pérdidas, pero el dólar y los bonos del Tesoro se mantuvieron estables.
El informe ha indicado que en cada uno de los últimos tres sondeos mensuales, el porcentaje de consumidores que dijo haber experimentado mejoras en su ingreso fue el menor en los más de 60 años de historia del informe. Las bajas en el ingreso por la pérdida de empleo, menos horas trabajadas o recortes salariales, también se ubicaron en niveles récord.