Las gaitas del siglo XXI
La curiosidad ha llevado a los socios fundadores del Obradoiro de Gaitas Seivane a paliar los defectos y perfeccionar el iconodela cultura gallega.
Hasta mediados del siglo XX la gaita fue un instrumento poco evolucionado y con problemas técnicos. Tenía una escala natural, que hacía que no se pudiera acoplar a otras músicas y tenía muchos problemas de afinación que se acentuaban con los cambios de temperatura y humedad. Ha sido la labor de los músicos y los artesanos que han trabajado por actualizar el instrumento dotarle de una escala semitemperada y eliminar su inestabilidad sonora la que ha permitido a la gaita ascender al lugar que ocupa hoy como icono del folclore gallego.
En estos estudios el Obradoiro de Gaitas Seivane ha jugado un papel fundamental. La familia ha aplicado una serie de innovaciones al largo proceso de fabricación de la gaita, lo que ha derivado en la creación de un sello con un sonido propio. Además de los pallones Seipal, el fol de Goretex y las nuevas escalas, la familia ha introducido el uso de máquinas y nuevas tecnologías en la fabricación de la gaita, que han permitido agilizar en parte el proceso.
La producción de gaitas lleva su tiempo. Hasta que un tronco de madera de buxo (boj) se convierte en un punteiro pueden pasar más de quince años. El secado de la madera, el cilindrado, el escaliado, el perforado de las notas del punteiro (astil donde se marcan las notas), el anillado y el montado alargan un proceso en el que intervienen más las manos del artesano que las máquinas. Los responsables de la empresa son conscientes de ello. Uno de los socios, Álvaro Seivane, asegura que el Obradoiro produce más de 300 gaitas al año y que podría hacer muchas más. "Pero queremos tener el control de calidad que requiere. Nos gusta que cada gaita pase por nuestras manos. El proceso es exactamente igual que cuando hicimos la primera", indica.
La manufactura de gaitas ha tenido que introducir innovaciones casi a la fuerza. Ya no quedan muchos bosques de boj en Galicia y además la madera que se usa en la gaita sólo puede cortarse en una época determinada del año, el menguante de enero, por lo que el Obradoiro ha introducido nuevas maderas en la fabricación de gaitas como palo santo, procedente de Brasil; cocobolo, de México, y granadillo, originario de Mozambique.
Cada una de sus gaitas puede valer entre 1.200 y 1.500 euros. Trabajan bajo pedido porque entienden que se trata de un instrumento muy personal. "La gaita debe ir muy a gusto con las ideas de cada persona. Por eso, damos muchas opciones a nuestro cliente, que puede elegir la madera, el tono, los anillados, los flecos... También puede grabar su nombre. Todo debe ir como a él le gusta para que vea su gaita en medio de 50 y diga ésta es la mía", asegura el socio de la empresa.
El taller Seivane tiene una cifra de negocio de 360.000 euros anuales y su actividad no se ha visto resentida por la recesión económica. Cuenta con una plantilla de nueve trabajadores, casi todos familiares, y fue fundado en 1994 por Xosé Manuel Seivane y sus dos hijos. La tercera hermana, a pesar de vivir en Bilbao, también forma parte del proyecto a través de uno de sus hijos, que trabaja en el taller.
Comercio online
Los Seivane aman la tradición musical gallega, pero también tienen la vista puesta en las vías para mejorar el negocio. Por ello, hace tres años instalaron en su página web un configurador de gaitas que simplifica el proceso de compra. Consideran que la exportación de sus productos se ha visto favorecida por esta nueva herramienta, que además está traducida a cuatro idiomas.
"El configurador nos ha resuelto la gran cantidad de problemas que teníamos al recibir un pedido del extranjero", asegura Seivane, quien explica que la terminología característica de la gaita complica la comunicación. La herramienta hace un recorrido por todas las partes de la gaita para que el cliente pueda escoger entre diferentes opciones (madera, tono, anillado, vestido y otros accesorios) hasta completar el proceso de compra. Además, la página web, por la que la empresa recibió el Premio Innova de los Premios Nacionales de Artesanía en 2006, incluye información sobre la historia del instrumento, instrucciones de mantenimiento y datos sobre la empresa.
Innovaciones
SeipalEl pallón tradicional estaba fabricado con caña y, por este motivo, se desafinaba frecuentemente debido a los cambios de humedad y temperatura. Los trabajadores del Obradoiro han diseñado un pallón sintético que han patentado bajo el nombre de Seipal, de la unión de las palabras pallón y Seivane, que siempre está afinado.Nueva escalaLa gaita tiene una tonalidad adaptable y flexible, suena bien con otros instrumentos y con otras músicas del mundo, desde el rock hasta una orquesta sinfónica. Esta firma ha conseguido, gracias a un profundo estudio de la escala del instrumento, añadir once nuevas tonalidades a la tres existentes, ampliando las posibilidades del instrumento para combinar con otros estilos musicales al margen del folclore.Fol de pielUno de los retos a los que se han enfrentado los maestros del Obradoiro para intentar mejorar la gaita es la humedad que se acumula en el fol o fuelle. Afecta al resto de partes de la gaita y es la principal causa de deterioro del instrumento. Por eso, Seivane introdujo el fol de Goretex, un producto sintético con pequeños poros que permite que la humedad salga del fol por el fenómeno de ósmosis, que no necesita mantenimiento. Además, la firma está volviendo a introducir los fol tradicionales fabricados con piel de cabrito.ErgonomíaLos artesanos de Seivane estudian la anatomía de sus clientes y adaptan el instrumento para que pueda tocarse cómoda y fácilmente.
El folclore gallego coloniza otras melodías del mundo
La firma gallega factura alrededor del 20% de sus ingresos de las gaitas que vende en el extranjero. En los primeros años de actividad, los fundadores recibían pedidos de otras provincias españolas y pensaban que eran gallegos que vivían en otras partes de España. Sin embargo, la experiencia les ha enseñado que no siempre es así. El instrumento se utiliza en la interpretación de otras músicas que no pertenecían al folclore gallego desde que a mediados del siglo XX se estableciera una escala fija. Se adapta a la música tradicional de todos los países y puede estar, incluso, en un grupo de rock o una orquesta sinfónica.El Obradoiro vende gaitas a músicos que no tienen nada que ver con el folclore gallego, lo que le ha valido para ampliar el espectro de clientes. Igualmente, recibe pedidos de aquellos países que cuentan con un gran número de emigrantes procedentes de Galicia. En la actualidad, abundan los pedidos realizados desde países latinoamericanos como Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela. Algunas de estas compras son realizadas por asociaciones o centros culturales gallegos distribuidos por todo el mundo. También se han puesto en contacto con ellos clientes de México, Estados Unidos, Rusia y Ucrania.
Una familia volcada en la música gallega
La devoción que los miembros del clan Seivane profesan por la gaita ha sido decisiva para el Obradoiro. Xosé Manuel Seivane, gaitero aficionado e iniciador de la saga, construyó su primer instrumento en 1939, a los 18 años con ayuda de su padre. "Siempre dijo que quería hacer una gaita, pero mi abuelo, que era ebanista, le quitaba la idea porque decía que era difícil conseguir que sonara. Al final, lo vio tan convencido que le ayudó", relata su hijo Álvaro.En el servicio militar, Seivane comprobó la calidad de su producto. Entre las veinte gaitas que componían la banda, su instrumento era uno de los que mejor sonaba y se utilizaba para afinar los demás. Un día un capitán le preguntó quién la había fabricado. "Le dijo que él mismo y le propusieron hacer punteiros para toda la banda. æpermil;ste fue su primer encargo", explica.Cuando volvió a casa, recibió más y siguió haciendo gaitas, aunque ésta no fue nunca su principal fuente de ingresos. Sus hijos, Álvaro y Xosé Manuel, aprendieron el oficio. "El taller estaba al lado de la cocina y nosotros le ayudábamos en lo que podíamos", recuerda. "Cuando cumplió 50 años empezó a hacer cada vez más y ahí tuvimos la idea de crear una empresa entre los tres".Al igual que hiciera su padre, Álvaro y Xosé Manuel han transmitido a sus hijos sus conocimientos artesanos y el amor por la música. Una de las hijas de Álvaro, Susana, se ha convertido en intérprete profesional y tiene cuatro discos en el mercado. Con su buen hacer sobre los escenarios, aporta su granito de arena a la empresa. "Una gaita que suena bien y además tocada por ella es algo más", subraya Álvaro con orgullo de padre. El Obradoiro tiene planes para la cuarta generación. "Tengo una nieta de catorce meses. Cada día la traen al taller y lo primero que hace es soplar. Eso es lo que hacía Susana cuando era pequeña", relata.