Nokia y Sony Ericsson sucumben al impacto de la crisis
Ayer no fue un buen día para el sector de fabricantes de equipos de telecomunicaciones. Uno de sus principales representantes, Nokia, dio muy malas noticias al mercado, y Sony Ericsson tampoco mejoró mucho el escenario. Ambas se enfrentaban a la publicación de sus resultados del segundo trimestre y ambas decepcionaron.
Nokia lo hizo en mayor medida. Primero, porque es el líder mundial del móvil y parecía bendecida por una especie de inmunidad a la crisis. Segundo, porque realizó el acto más temido entre los inversores: revisar a la baja las previsiones financieras. La reacción fue una caída del 14,68% en Bolsa, la mayor en cinco años. Más de 6.100 millones de euros de capitalización se evaporaron en una sola jornada.
Y es que Nokia presentó una caída del 25% en las ventas del segundo trimestre, que se quedaron en 9.912 millones, y del 66% en el beneficio atribuido, que bajó a 380 millones. Sin embargo, lo que más preocupó al sector fue su anuncio de que rebaja la previsión de rentabilidad para este ejercicio, que se quedará en el mismo nivel en el segundo semestre que en el primero, cuando se situó en el 11,3%. La cuota de mercado estimada también queda en entredicho. Nokia esperaba aumentarla y ahora quedará igual que en 2008.
Lo más llamativo, quizá, son los responsables de estos malos resultados y de los ajustes. La caída mundial del consumo tiene su parte de culpa -Nokia prevé una contracción del 10% en el mercado mundial de terminales este año-, pero más impacto está teniendo la imposibilidad de Nokia de ganar terreno frente al iPhone y las Blackberry en la gama alta de teléfonos inteligentes.
Sony Ericsson tampoco tiene un móvil ganador, ni de gama alta ni de la baja. Sus ventas en el segundo trimestre cayeron un 40%, lo que llevó a la compañía a perder 213 millones. Es su cuarto trimestre consecutivo en números rojos.
Factores añadidos
Nokia y Sony Ericsson se han visto afectadas por la crisis, pero ambas compañías tienen problemas añadidos. Su principal escollo es que han perdido el pulso a la hora de lanzar los terminales que más gustan a los clientes y otros se están adelantando.