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Ciencia y salud

La hucha de las 'biotec' se vacía

Las firmas de biotecnología, que han vivido de espaldas a la crisis, empiezan a sufrir la escasezde fondos

Normalmente se dice que los científicos viven en otro mundo. Se les considera despistados, concentrados en su trabajo, retraídos de lo que ocurre a su alrededor y de las noticias. El tópico podría aplicarse a las empresas de biotecnología.Han vivido aisladas de la crisis planetaria. Han seguido creciendo, creando empleo, exportando a ritmo de dos dígitos. Su comportamiento ha sido diferente al de las demás compañías, que notaron la escasez de liquidez desde principios de 2008. Pero la recesión ya ha tocado la puerta de las biotec.

Las empresas de biotecnología están sufriendo, en los últimos meses, la escasez de recursos financieros. Pero de forma diferente al resto de compañías, porque su funcionamiento es muy particular.

Una compañía de este sector necesita, normalmente, de grandes plazos para lanzar productos al mercado. Una biofarma, por ejemplo, puede tardar 10, 12 o 15 años en comercializar un medicamento que empezó como una idea en un laboratorio. Además, los instrumentos financieros son diferentes, ya que la escasa facturación durante años, les impide acceder a la financiación tradicional de la banca.

Sus soluciones para captar capital son diferentes. Al principio del proyecto, cuando quieren desarrollar una brillante idea creando una empresa (por ejemplo como una spin-off de una universidad) buscan en el capital semilla, en el dinero de family, friends and fool (familia, amigos y locos), en los business angel (inversores individuales) o, sobre todo, en los fondos públicos. En el segundo paso, cuando la empresa está más asentada, el objetivo se convierte en conseguir fondos de capital riesgo.

El problema surge cuando, por la crisis, estos mecanismos fallan a empresas que son muy jóvenes, de reducidas dimensiones y sin capacidad de generar flujos de caja. "Hay un problema de liquidez, como en el resto de los sectores, pero se agrava porque la generación de fondos viene en gran parte por el capital riesgo", señala Carmen Eibe, directora de Coordinación Proyectos Biotecnológicos de Zeltia y coordinadora del grupo de trabajo de financiación de la patronal Asebio.

Precisamente Asebio presentaba la semana pasada su Informe anual 2008, donde destacaba que las principales preocupaciones de las sociedades son las dificultades para conseguir financiación y el alto coste de la innovación. "Sigue habiendo dinero, pero los inversores son más selectivos", asegura Kenneth Weissmarh, consejero delegado de Advancell. Según este directivo, Advancell es una de las compañías que todavía no han llegado al punto de enfrentarse al mercado en la búsqueda de recursos, debido a que concluyeron una ampliación de capital en 2007.

El capital riesgo, explica Eibe, normalmente son fondos que invierten por periodos de tres años y luego se retiran. Las empresas a las que ahora les toca esta retirada de la inversión "les está costando encontrar un relevo". Estos trienios, además, son insuficientes para el sector de la biotecnología. "Hace falta una mayor implicación del capital riesgo", asegura Carlos Buesa, director general de Oryzon Genomix, una iniciativa de nueve años de vida y que el año pasado protagonizó una de las operaciones más importantes del sector: la fusión con la biofarmacéutica Crystax.

"En las nuevas rondas de financiación las empresas están sufriendo más que en otros años. Los inversores de capital riesgo están siendo más cautos y recelosos", asegura Buesa. "El capital riesgo en Europa, a pesar de su nombre, en general tiene bastante adversión al riesgo", cree Eibe. Y "las cantidades que se consiguen son menores", añade Weissmarh.

Si el sector es joven, lo son aun más las empresas de capital riesgo interesadas en la biotecnología. En los últimos meses han empezado a surgir algunos especializados como Cross Road Biotech, UniBiofocus, Inverready Seed Capital, o Ysios BioFund.

La especialización de los fondos de capital riesgo podría permitir unos mayores plazos en la inversión. Estos inversores esperan los altos retornos que las biotec pueden otorgarles -si consiguen lanzar al mercado un producto innovador-, pero a cambio deben ser pacientes con los plazos.

La otra gran ayuda para estas empresas, sobre todo en plena crisis financiera, proviene de los fondos públicos.

El Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) se ha convertido en la ventanilla única para solicitar ayudas. Y en el gran contribuyente. En 2008 aportó al sector 17,5millones de euros y hasta junio de 2009 ya ha otorgado 13,9 millones. Con su programa Cenit, para grandes proyectos, el pasado año canalizó una aportación pública de 37,1 millones en tres proyectos. Pero Eibe se queja de que las convocatorias de 2009 se han retrasado, aunque finalmente hayan salido "de forma precipitada".

El CDTI también ha levantado los avales a las pequeñas empresas, de cualquier sector, que soliciten ayudas públicas, dentro de un entorno de incremento de fondos gracias al Plan E. "Es pronto para saber si el esfuerzo realizado, y particularmente el paquete de medidas anticrisis que elMinisterio ha lanzado este año para estimular la innovación ha sido suficiente", reconocía la ministra de Ciencia, Cristina Garmendia, en la presentación del Informe Asebio. Precisamente en este acto anunció una nueva iniciativa: el anticipo de hasta el 25% de las subvenciones concedidas a las empresas innovadoras.

Pero Asebio solicita propuestas adicionales. La principal y más novedosa es la creación de un fondo público, de préstamos participativos o de inversiones en capital, para salvar a las empresas que lo necesiten. Una propuesta similar a la ya puesta en marcha en Reino Unido por valor de 850 millones de euros. Aunque también piden medidas fiscales más favorables a las empresas con inversiones en I+D o que estimulen la entrada del capital riesgo.

Estas compañías, hace unos meses, tenían otra esperanza: una herramienta novedosa que podría servir como alternativa al capital riesgo para las empresas de tamañomedio. Se trataba del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) -enfocado a compañías de reducida capitalización- pero la crisis ha paralizado todos los planes de las biotec para cotizar en Bolsa. "Las compañías están reacias. Han esperado a ver como evolucionaba la situación", asegura Eibe. Empresas de tamaño medio, tipo Oryzon Genomics o Noscira, podrían ser candidatas en un futuro.

¿Y qué otras opciones les queda a las compañías? Las fusiones o acuerdos de colaboración. "La clave está en las alianzas estratégicas", explica Eibe, lo que puede salvar a más de una pyme.

Prohibido parar el dinamismo

"En estos diez años la biotecnología en España se ha desarrollado bastante, desde una base muy pequeña e inexistente", asegura el consejero delegado de Advancell, Kenneth Weissmarh, de origen suizo. El crecimiento del sector ha sido constante y a ritmos muy elevados.Según las cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística la semana pasada referidas a 2007, en España 254 firmas se dedican exclusivamente a la biotecnología y 764 desarrollan este negocio dentro de sus actividades.La cifra de negocio de estas empresas aumentó un 16% en 2007, hasta llegar a los 26.149 millones de euros. El empleo creció un 17% respecto a 2006, hasta los 103.911 puestos de trabajo, en gran parte cubierto por mujeres, y las exportaciones se dispararon un 50%. Unos valores envidiables para cualquier sector.La ministra Garmendia, ex presidenta de Asebio, señalaba que estas compañías innovadoras, que gastaron en I+D un 27,6% más en 2007 que el año anterior, deben "convertirse en el motor principal del tan necesario cambio de modelo productivo que afronta nuestro país".El elevado gasto en I+D les convierte en un polo muy dinámico, de creación de empleo de calidad y muy competitivo de cara al exterior.Por eso, el sector "resiste, mejor que la mayoría, los avatares económicos y comienza a consolidarse como uno de los pilares de nuestra economía", según la ministra.Pero para consolidarse deben superar alguna barrera. "Soy muy consciente de todos los obstáculos que las empresas han tenido", reconoce Garmendia.

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