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Lealtad, 1

¿Una pausa para la reflexión?

Con el verano en su punto álgido, la Bolsa en máximos del año y los 10.000 puntos a tiro, quizá sea un buen momento para pararse a pensar antes de actuar. Hace dos años dos desconocidos hedge funds de Bear Stearns encendieron la mecha una reacción en cadena que rompió los mercados mundiales. Hoy el mundo sufre una recesión sin precedentes en muchas décadas. Al menos, cinco. O siete. El mundo financiero ha visto cosas que jamás pensó que podría ver y que, quizá, no volverá a ver en tiempo.

Han sido meses de actuar primero y pensar después, desde el punto de vista del operador; la realidad ha devorado las previsiones y la asignación de carteras. Los niveles de volatilidad y correlación entre los distintos mercados han convertido los modelos de control de riesgos en chistes de mal gusto. No se sabe si éstos volverán a tener vigencia. Pero, seguro, el mercado se normalizará, antes o después.

Aún no lo ha hecho. No es normal que tras una crisis financiera y económica de este calibre el mercado rebote en forma de V, con una determinación que no refleja la realidad. Los bonos de la gran banca cotizan ya como antes de Lehman, pero el mundo no es el mismo de antes de Lehman. Ni la banca ni las perspectivas económicas. Y es sólo un ejemplo, la aversión al riesgo de marzo era a todas luces excesiva, pero ha desaparecido demasiado rápido.

Hay, sí, algún motivo para la tranquilidad desde el plano financiero; si se echa la vista atrás, en lo que va de 2009 los problemas sistémicos en el sector financiero no han ido mucho más allá del brutal riesgo asumido por AIG y algunas entidades de segundo nivel. Todo gracias a la intervención pública en la economía, sin la cual la situación se parecería más a la Gran Depresión de lo que se parece ahora. Ahora bien, a nivel económico el deterioro no tiene parangón, y la restricción de crédito -más el empacho de deuda- hacen avistar un amanecer tímido. Quizá empiece a llegar el momento de pensar antes de actuar.

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