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Gobierno

Las cuentas de la Seguridad Social preocupan a Granado

El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, está convencido de que las cuentas del sistema cerrarán el año con superávit. Le preocupa, no obstante, la notable caída de éste que pasará de situarse en el 1,3% del PIB (14.428 millones de euros) a finales de 2008 a una horquilla que, según sus cálculos, cada vez se aleja más del 0,5% para acercarse al 0,3% del PIB el próximo diciembre. La pérdida de un punto porcentual es suficientemente importante, defendió Granado ayer en su intervención en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, como para preocuparse únicamente por la posibilidad de entrar en déficit.

En su visita a Santander, Granado admitió que, aunque descarta la posibilidad de que las cuentas del sistema presenten datos negativos este año o el que viene, la previsible pérdida de 11.000 millones del superávit en un sólo año es "para quejarse amargamente".

La fuerte caída de afiliados junto a los problemas de tesorería de las empresas son los principales responsables que consumen el superávit.

7.000 millones aplazados

En cuanto al aplazamiento en los pagos de las cuotas empresariales a la Seguridad Social para las empresas con problemas económicos, Granado adelantó que la cuantía supera ya los 7.000 millones de euros. Un dato relevante si se tiene en cuenta que el Estado ha dispuesto un máximo de 10.000 millones para este cometido. No obstante, el secretario de Estado subrayó que las de la Seguridad Social serán las únicas cuentas públicas que lleguen a 2010 con un saldo positivo. Pese a ello, anunció, pretende efectuar reformas, "no por la crisis, sino por el futuro". En este sentido, Granado apuntó a la necesidad de modificar el sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad.

Por último, Granado hizo referencia a la evolución de las negociaciones del diálogo social y el enfrentamiento entre las posturas de los agentes sociales. "Mucho ruido y pocas nueces", resumió en declaraciones a Europa Press. El secretario de Estado, se mostró convencido de que tras "la marejada", sindicatos y patronal "volverán a la senda del diálogo" para cerrar un pacto "en un plazo razonable".

Bajo su punto de vista, el objetivo del acuerdo tripartito debe ir encaminado a ganar flexibilidad interna en las empresas mediante bonificaciones. "No se trata de abaratar el despido sino de resolver problemas como la estacionalidad y el trabajo a tiempo parcial", concluyó.

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