Fútbol, una inversión financiera imposible
Una cosa es meter goles y otra ganar dinero. El balompié no siempre es buen refugio para el ahorro privado.
Seamos serios: ¿es rentable invertir en una sociedad cuyo plan de negocio depende de que un balón entre en una portería? Francisco Alcaide, experto en gestión empresarial y autor del libro Fútbol, fenómeno de fenómenos (Lid Editorial), opina que el balompié no ha sido hasta la fecha una buena alternativa de inversión bursátil: "Meter un gol influye en el despegue de la acción, pero no suficientemente. Vale más la marca y la mayoría de los clubes no son marcas globales; por eso, cuando los resultados deportivos no acompañan, los títulos se resienten, al no contar con un colchón de ingresos atípicos que minoren la dependencia de lo que ocurre en el terreno de juego", analiza Alcaide.
Y pone como ejemplo el Manchester United, que hasta su adquisición por el norteamericano Malcom Glazer mostró un comportamiento excelente en el parqué (debutó en 1990 y su valor pasó desde los 139 millones de euros hasta los 1.600 millones en 2005). "El Manchester fue bien en Bolsa porque era mucho más que un equipo, y sus logros en el campo estaban respaldados por una eficiente gestión empresarial", puntualiza.
Inestabilidad
A las incertidumbres habituales de este deporte, hay que añadir en los últimos tiempos la inestabilidad de los mercados financieros. Así, en septiembre de 2008, el Dow Jones Football Index (creado en 2002) lucía una capitalización bursátil superior a los 1.000 millones de euros; ayer, esa capitalización apenas rebasaba los 560 millones. En este tiempo, el descenso ha sido del 40%. Con todo, en la actualidad son 27 los equipos (en su origen fueron 33) que cotizan en los mercados de valores europeos, entre ellos el Borussia Dortmund (Alemania), el Olympique de Lyon, el Ajax de Ámsterdam, el Galatasaray (Turquía), el Lazio y el Juventus y el Oporto.
En el parqué no hay ningún español. La CNMV es muy estricta en este terreno y obliga a presentar beneficios durante tres años contables seguidos. Empeño imposible. Aunque varios clubes solicitaron en la década de los 90 una valoración a diversos bancos de inversión: el Valladolid (que llegó a presentar folleto de OPV) a Morgan Stanley, el Espanyol al Banco Natwest Market, el Atlético de Madrid al BBVA Interactivos y el Salamanca a Merrill Lynch.
La Bolsa no ha sido la única iniciativa financiera que ha germinado al calor de este deporte. Sin duda, las tarjetas bancarias son el producto estrella. En marzo de 2005 Banesto firmó una alianza estratégica con el Real Madrid para lanzar una tarjeta con descuento según los goles marcados por el equipo merengue. En la actualidad casi 30 equipos de primera y segunda división cuentan con tarjetas personalizadas con condiciones ventajosas para los usuarios vinculadas a los logros deportivos.
Pero hay más. Depósitos bancarios, como el que en su día lanzó Banco Sabadell coincidiendo con el Mundial de Alemania de 2006, fondos de inversión, como el que creó a finales de los 90 el Boca Juniors, fondos de capital riesgo o activos titulizados. Los clubes ingleses, los más activos en este campo, han acumulado desde 1999 operaciones de titulización por valor de 321 millones de euros, para llevar a cabo inversiones o reformas en sus estadios o para refinanciar la deuda de sus pasivos.
La experiencia fallida de Top Goal
En septiembre de 2005 se lanzaba en el mercado español el fondo de capital riesgo Top Goal. Detrás del proyecto, tres profesionales: Gabriel Masfurrol, presidente de USP Hospitales, y los abogados Juan Ignacio Sanz y Ramón Casals.A imagen y semejanza de los fondos de inversión europeos, la iniciativa, que contaría con numerosos partícipes institucionales y particulares (se pensó en desembolsos de 150.000 euros), tenía por objeto comprar los derechos de traspaso de jugadores nóveles para hacer negocio cuando su ficha se revalorizase y pudieran ser vendidos a clubes importantes. Se publicitó con una rentabilidad media anual del 25%.La fórmula del capital riesgo sólo tenía una razón de ser fiscal: cuando se traspasaba el jugador el 90% de la plusvalía estaba exenta.El fondo estuvo activo sólo dos años y fue un rotundo fracaso. Sus promotores reconocen que el proyecto no prosperó porque el mundo del fútbol mueve demasiadas comisiones y el dinero negro no hace un buen maridaje con la trasparencia que exige la CNMV.En España no han surgido más iniciativas, pero en Europa y Sudamérica se han diseñado proyectos exitosos.Pero como cuenta Francisco Alcaide en su libro Fútbol, fenómeno de fenómenos, el balompié no sólo se ha convertido en una alternativa de inversión a través de los mercados financieros, la pasión por este deporte ha llevado a muchos aficionados a ganar fortunas en algunos recuerdos emblemáticos.La casa de subastas Christie's recaudó en 2003 424.600 euros de fanáticos. La camiseta que vistió Pelé en la Copa del Mundo de 1970 se adquirió por 234. 575 euros.