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A fondo

El pasado y el futuro de Sos se ven las caras

Ha pasado de ser uno de los grupos de alimentación españoles con mayor proyección internacional a convertirse en la cotizada con uno de los mayores escándalos corporativos en el seno de su cúpula directiva. Sos celebra hoy una esperada junta de accionistas en la que tendrá que hacer frente a las dudas que penden sobre su futuro. Pero no lo hará con luz y taquígrafos. El grupo de alimentación ha vetado la entrada a los periodistas y se limitará a informar a la CNMV sobre los acuerdos que alcancen sus accionistas. El consejo no quiere más polémica de la que ha creado por sí solo.

Una de las incógnitas que primero se despejará será la asistencia de Jesús Salazar. El ex presidente del grupo de alimentación tiene en su poder desde el pasado viernes la querella que Sos ha presentado contra él por presuntos delitos de apropiación indebida, estafa y manipulación del precio de las acciones de Sos. Y Sos tiene al enemigo en casa.

Al contrario que sus hermanos, Raúl Jaime y Encarnación Salazar, el ex dirigente de Sos ha preferido permanecer en el consejo de administración. Una maniobra que no es del agrado del resto de miembros del consejo. Si finalmente acude y trata de argumentar ante la junta el porqué de sus dudosas maniobras en sus últimos meses al frente de Sos, significaría que Salazar presenta finalmente batalla. No en vano, desde que se destapó la existencia del autocrédito de 212 millones a su patrimonial Condor Plus, Salazar ha permanecido en un segundo plano, sin desvelar cuál será su defensa.

Y ésa es la gran incógnita. ¿Por qué los Salazar decidieron desviar, presuntamente, esa alta suma de dinero a sus patrimoniales? ¿Y por qué colocaron como garantía del crédito a Condor acciones que ya tenían pignoradas en operaciones previas? Habrá que esperar a la instrucción del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu para desvelar las razones que motivaron los actos de los ex directivos de Sos. Una vía penal en la que figuran los Salazar, sus 24 sociedades y los gestores de éstas, algunos de ellos tienen además funciones dentro de Sos como su ex director de operaciones Esteban Herrero.

Los Salazar transmitieron al consejo -que dio luz verde al crédito el pasado 27 de febrero- que el trasvase de fondos a Condor estaba justificado por una operación corporativa de intercambio de acciones con un fondo soberano árabe del que nunca más se supo. Y ésa es otra duda que flota en el aire. ¿Por qué aprobó el consejo un crédito que generaba dudas aunque los Salazar lo argumentaran con documentos hoy en entredicho? No hay que olvidar que dos de los accionistas de Sos (Daniel Klein y Mansour Ojjeh, que suman cerca del 10% del capital) forzaron que la junta vote hoy si se emprende una acción social contra la totalidad del consejo que aprobó el crédito. Una reunión en la que no estuvieron presentes el consejero de Cajasol, el inversor suizo Daniel Klein y los tres representantes de Caja Madrid.

Es, precisamente, la entidad financiera madrileña la encargada de llevar ahora las riendas de Sos y la que ha nombrado a su nuevo presidente, el ex consejero de la caja Mariano Pérez Claver. Gracias a la ejecución de garantías sobre las acciones de Jesús Salazar, la nómina de bancos y cajas accionistas de Sos no ha hecho más que aumentar en la misma proporción que Salazar rebajaba su participación, del 17% al 9%. Caja Madrid entró en el capital de Sos el pasado enero. Se hizo con el 10,5% gracias a una ampliación de capital de 149 millones realizada antes de que se destapara el escándalo. ¿Qué habría hecho Caja Madrid de haber sabido lo que se cocía en Sos? También es una incógnita cómo se comportarán los minoritarios. Aunque el free float de Sos es escaso ya que el capital está en manos, sobre todo, de Caja Madrid y las cajas andaluzas. Pero algunos minoritarios quieren presentar batalla y hacerse oír.

Los nuevos directivos de Sos saben que lo importante es caminar hacia delante para que el grupo no se estanque y, ni mucho menos, dé pasos atrás que pongan en peligro su viabilidad. En los últimas semanas, la cúpula directiva trata de recuperar la visibilidad en los mercados y convencer a los inversores de la viabilidad del proyecto. Sos sigue siendo el mayor grupo aceitero del mundo, pero tiene pendiente la financiación de la compra de Bertolli, el gigante italiano del aceite por el que hace un año pagó a Unilever 630 millones de euros.

Y hay mucho trabajo por delante. La compra de Bertolli conllevó un préstamo sindicado de 994 millones (del que ya ha amortizado 300) que Sos está renegociando con 35 entidades financieras, al no haber podido alcanzar las condiciones y resultados marcados para su concesión. Además, aún tiene que cerrar los términos de la ampliación de capital de 200 millones que deben suscribir sus accionistas para tapar el hueco que los Salazar han dejado en su tesorería.

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